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EL LIBERAL . El Evangelio

Evangelio según San Marcos 10,17-27.

22/05/2016 23:18 El Evangelio
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Evangelio según San Marcos 10,17-27. Evangelio según San Marcos 10,17-27.

Cuando Jesús se puso en camino,

un hombre corrió hacia él

y, arrodillándose, le preguntó:

“Maestro bueno, ¿qué debo hacer

para heredar la Vida eterna?”.

Jesús le dijo: “¿Por qué me llamas

bueno? Sólo Dios es bueno.

Tú conoces los mandamientos:

No matarás, no cometerás adulterio,

no robarás, no darás falso

testimonio, no perjudicarás a nadie,

honra a tu padre y a tu madre”.

El hombre le respondió:

“Maestro, todo eso lo he cumplido

desde mi juventud”.

Jesús lo miró con amor y

le dijo: “Sólo te falta una cosa:

ve, vende lo que tienes y dalo a

los pobres; así tendrás un tesoro

en el cielo. Después, ven y sígueme”.

El, al oír estas palabras, se

entristeció y se fue apenado,

porque poseía muchos bienes.

Entonces Jesús, mirando alrededor,

dijo a sus discípulos:

“¡Qué difícil será para los ricos

entrar en el Reino de Dios!”.

Los discípulos se sorprendieron

por estas palabras, pero

Jesús continuó diciendo: “Hijos

míos, ¡Qué difícil es entrar

en el Reino de Dios! Es más fácil

que un camello pase por el ojo de

una aguja, que un rico entre en el

Reino de Dios”. Los discípulos se

asombraron aún más y se preguntaban

unos a otros: “Entonces,

¿quién podrá salvarse?”.

Jesús, fijando en ellos su mirada,

les dijo: “Para los hombres

es imposible, pero no para Dios,

porque para él todo es posible”.

Comentario

El caso del joven rico y de

los que se asemejan a él me hace

soñar en aquel viajero que,

deseando visitar una ciudad,

llega hasta el pie de su muralla,

encuentra allí una posada, baja

hasta ella y, desalentado al ver

los últimos pasos que le quedan

por hacer, pierde todo el beneficio

del cansancio de su viaje y

se priva de ver las bellezas de la

ciudad. Así mismo son los que observan

los mandamientos, pero

se revelan ante la idea de perder

sus bienes. Conozco muchos que

ayunan, oran, hacen penitencia y

practican muy bien toda clase de

obras de piedad, pero no sueltan

ni un óbolo para los pobres. ¿De

qué les sirven las demás virtudes?.

Esos no entrarán en el Reino

de los cielos, porque “más fácil

le es a un camello pasar por el ojo

de una aguja, que a un rico entrar

en el Reino de los cielos”. Palabras

claras, y su autor no miente, pero

son raros los que se dejan afectar

por ellas. “¿Cómo vamos a vivir

cuando nos hayamos despojado

de todo?” exclaman. “¿Qué

existencia vamos a llevar cuando

se haya vendido todo y no tengamos

ya ninguna propiedad?”. No

me preguntéis qué intención profunda

hay bajo los mandamientos

de Dios. El que ha establecido

nuestras leyes conoce también el

arte de conciliar lo imposible con

la ley.?

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