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EL LIBERAL . El Evangelio

Evangelio según San Marcos 11,27-33.

27/05/2016 22:45 El Evangelio
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Evangelio según San Marcos 11,27-33. Evangelio según San Marcos 11,27-33.

Y llegaron de nuevo a

Jerusalén. Mientras Jesús

caminaba por el Templo,

los sumos sacerdotes, los

escribas y los ancianos se

acercaron a él y le dijeron:

“¿Con qué autoridad haces

estas cosas? ¿O quién te

dio autoridad para hacerlo?”.

Jesús les respondió:

“Yo también quiero hacerles

una sola pregunta. Si me

responden, les diré con qué

autoridad hago estas cosas.

Díganme: el bautismo de

Juan, ¿venía del cielo o de

los hombres?”.

Ellos se hacían este razonamiento:

“Si contestamos:

‘del cielo’, él nos dirá:

‘¿Por qué no creyeron

en él?’.

¿Diremos entonces: ‘de

los hombres’?”. Pero como

temían al pueblo, porque

todos consideraban que

Juan había sido realmente

un profeta, respondieron a

Jesús: “No sabemos”. Y él

les respondió: “Yo tampoco

les diré con qué autoridad

hago estas cosas”.

Comentario

La sabiduría unigénita y

personal de Dios es creadora

y hacedora de todas las

cosas. Todo -dice en efecto

el salmo- lo hiciste con sabiduría,

y también: La tierra

está llena de tus criaturas.

Pues, para que las cosas

creadas no sólo existieran,

sino que también existieran

debidamente, quiso Dios

acomodarse a ellas por su

sabiduría, imprimiendo en

todas ellas en conjunto y

en cada una en particular

cierta similitud e imagen de

sí mismo, con lo cual se hiciese

patente que las cosas

creadas están embellecidas

con la sabiduría y que

las obras de Dios son dignas

de él.

Porque, del mismo modo

que nuestra palabra es imagen

de la Palabra, que es el

Hijo de Dios, así también la

sabiduría creada es también

imagen de esta misma

Palabra, que se identifica

con la sabiduría; y así, por

nuestra facultad de saber y

entender, nos hacemos idóneos

para recibir la sabiduría

creadora y, mediante

ella, podemos conocer a su

Padre. Pues, quien posee al

Hijo -posee también al Padre,

dice la Escritura- y el

que me recibe, recibe al que

me ha enviado (Mt 10,40)...

Mas, como, en la sabiduría

de Dios, según antes hemos

explicado, el mundo no

lo conoció por el camino de

la sabiduría, quiso Dios valerse

de la necedad de la

predicación, para salvar a

los creyentes. Porque Dios

no quiso ya ser conocido,

como en tiempos anteriores,

a través de la imagen y sombra

de la sabiduría existente

en las cosas creadas, sino

que quiso que la auténtica

Sabiduría tomara carne, se

hiciera hombre y padeciese

la muerte de cruz, para

que, en adelante, todos los

creyentes pudieran salvarse

por la fe en ella.

Se trata, en efecto, de

la misma Sabiduría de Dios,

que antes, por su imagen

impresa en las cosas creadas...

se daba a conocer a

sí misma y, por medio de

ella, daba a conocer a su

Padre. Pero, después esta

misma Sabiduría, que es

también la Palabra, se hizo

carne, como dice san Juan

(1,14), y, habiendo destruido

la muerte y liberado nuestra

raza, se reveló con más claridad

a sí misma y, a través

de sí misma, reveló al Padre;

de ahí aquellas palabras

suyas: Haz que te conozcan

a ti, único Dios verdadero,

y a tu enviado, Jesucristo

(Jn 17,3).

De este modo, toda la

tierra está llena de su conocimiento.

En efecto, uno

solo es el conocimiento del

Padre a través del Hijo, y

del Hijo por el Padre; uno

solo es el gozo del Padre y

el deleite del Hijo en el Padre,

según aquellas palabras:

yo era su encanto cotidiano,

todo el tiempo jugaba

en su presencia.?

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