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EL LIBERAL . El Evangelio

Evangelio según San Lucas 9, 11-17

28/05/2016 21:11 El Evangelio
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Evangelio según San Lucas 9, 11-17 Evangelio según San Lucas 9, 11-17

Al regresar los Apóstoles

de la misión encomendada

por el maestro,

Jesús los tomó consigo

y con la intención de

descansar se dirigieron

a Betsaida. Pero la gente

lo supo y lo siguieron.

Entonces se puso a hablarles

del Reino y curar

los enfermos. Jesús renuncia

a su propósito de

pasar un rato de intimidad

con sus discípulos y

movido por misericordia

atiende las necesidades

de su pueblo de recibir

el anuncio del Reino

y de curarse de sus sufrimientos.

Al caer la tarde, la hora

de la comida vespertina,

los “Doce” le piden

despedir a la gente para

que busquen comida

y alojamiento en los poblados

vecinos. Jesús les

dice: “Denles ustedes de

comer...” Parece como si

Jesús los invitara a hacer

el milagro. Es imposible,

que puedan conseguir

alimento para cinco

mil personas. Entonces,

les dijo, hagan que

se acomoden por grupos

de cincuenta. Luego,

en un gesto que nos hace

pensar en la Eucaristía,

tomó los panes y peces,

y levantando los ojos al

cielo, pronunció sobre

ellos la bendición y los

partió, y los iba dando a

los discípulos para que

los dieran a la gente. El

prodigio no supone que

Jesús multiplicara los

trozos, sino que pudieran

comer todos, los cinco

mil, y aún sobrar, teniendo

en cuenta el reducido

número de panes

y peces que tenían a disposición.

Todos comieron hasta

quedar saciados, lo

que muestra la abundancia

con que Dios alimenta

a su pueblo.

Conclusión

La llegada del Reino

en la predicación y

actuar de Jesús supone

una nueva humanidad,

un hombre nuevo que

vive la experiencia del

Reino en la gratuidad y

el compartir la vida como

signo de que Dios vive

entre nosotros.

Ho y l a c r i s i s s o -

cioeconómica por la que

atraviesa el país ha dejado

a muchos hermanos

sin pan en sus mesas,

sin trabajo que les

permita vivir en dignidad.

Es la hora de la solidaridad,

del compartir,

la hora de hacerse cargo

del hermano, de velar

por su felicidad. Los discípulos

de Jesús no podemos

desentendernos

del sufrimiento de muchas

familias en nuestra

patria; dar de comer

al hambriento, de

beber al sediento,

visitar al enfermo

y al preso,

anunciar buenas nuevas

que vayan acompañadas

de acciones de solidaridad,

sirviendo a los que

no tienen trabajo, cobijando

a los que no tienen

techo, compartiendo

nuestros bienes con los

que están excluidos de

la mesa de la vida, serán

gestos de pertenencia a

la comunidad de Jesús.

La Iglesia, experta en

humanidad, puede aportar

al país un mensaje de

esperanza, trazar caminos

de solidaridad compartiendo

su vida y sus

bienes con la sociedad,

poniéndose del lado de

los que sufren, promoviendo

la justicia social

para que todos

puedan

acceder

a

una vida

digna.

Lo que debes saber
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