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EL LIBERAL . El Evangelio

Evangelio según San Lucas 9,51-62

25/06/2016 21:08 El Evangelio
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Evangelio según San Lucas 9,51-62 Evangelio según San Lucas 9,51-62

Jesús comienza su

viaje a Jerusalén donde

dará su vida. Se trata

del “éxodo” de Jesús, la

vuelta al Padre de dónde

salió. Durante el camino,

aprovecha la oportunidad

para instruir a los

discípulos, que serán sus

testigos en el mundo.

Atraviesa Samaría

y recibe el rechazo de

la gente que se niega a

darle alojamiento. Sin

embargo, y a pesar de

ese obstáculo, nada le

impide cumplir su destino.

Al igual que al comienzo

de su ministerio

en Nazaret, Jesús es rechazado.

Los discípulos,

Santiago y Juan, le solicitan

autorización para hacer

descender sobre los

samaritanos un rayo desde

el cielo que los consuma.

Jesús los reprende

corrigiendo de esta manera

la imagen equivocada

que tenían sobre el

discipulado. Ser discípulo

no es un privilegio que

da poder sobre las personas

sino una vida de servicio

a la causa del Reino

de Dios, asumiendo como

parte de esa misión el

rechazo y la persecución.

El que quiera ser su

discípulo deberá saber

los riesgos que esto implica

y contar con un

previsible conflicto entre

diversas lealtades.

Seguir a Jesús supone

disponibilidad total,

por encima de los lazos

de sangre, costumbres

y anhelos personales.

Esta actitud queda expresada

en las situaciones

planteadas por cada

uno de los candidatos

que desean ser sus

discípulos: el primero

se ofrece generosamente

a seguirlo a lo que Jesús

responde que el Hijo

del Hombre lleva una

vida itinerante, desinstalada,

“no tiene dónde

reclinar la cabeza”. Al

siguiente la invitación

viene de Jesús, el candidato

está dispuesto

a aceptarla, pero pone

una condición: enterrar

a su padre (obligación

de hijo). Jesús dice:

“Deja que los muertos

entierren a los muertos”.

Seguirlo está por

encima de los vínculos

familiares. Lo importante

es aquí: “anunciar

el Reino”. Por último, el

tercero, quiere seguirle,

pero antes despedirse

de su familia. Ante

esto Jesús dice: “Nadie

que pone la mano en el

arado y mira hacia atrás

es apto para el Reino de

Dios”. También aquí,

seguir a Jesús requiere

dedicación exclusiva

para implantar el Reino

que supera los sentimientos

y obligaciones

familiares.

Conclusión

También hoy, los

discípulos nos vemos

enfrentados

por diversas lealtades

e intereses. Ponerse

del lado de los últimos,

de los que la sociedad

desprecia, será un signo

de la seriedad y el compromiso

con que asumimos

el seguimiento del

Señor. Debemos abandonar

como Iglesia todo lugar

de poder y privilegio,

desinstalarnos de nuestras

comodidades, salir

al encuentro del hermano

para anunciarles

el Reino de Jesús, sin temor

al rechazo, al ridículo,

con el único afán de

servir, de compartir la vida

de Dios que gratuitamente

la hemos recibido,

sin esperar nada a cambio,

sólo para que brille

la gloria de Dios. De eso

se trata “ser discípulo”,

seguir a Jesús y servirlo

en los hermanos, curando

sus heridas, dándoles

esperanza, animándolos

a entrar en el Reino para

que experimenten la

alegría del encuentro con

Dios que les cambiará el

corazón y les ayudará a

recuperar

su dignidad.

?

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