El Parque de Grandes Espectaculos El Parque de Grandes Espectaculos
se recuerdan
con tanto
cariño y nostalgia
como ese
espacio que frecuentaba
y gozaba,
la familia
santiagueña en
los felices años
de los cuarenta
y cincuenta del siglo pasado.
Don Guillermo
Renzi, el hombre de los cines, obtuvo
la concesión municipal, para levantar
en pleno parque Aguirre, unas hermosas
instalaciones destinadas al espectáculo
y el esparcimiento, en retribución
a ello , Renzi donó al municipio,
una fuente con la figura del “Kakuy” realizada
por el escultor Rafael Delgado.
El
predio era de considerables dimensiones,
unos 100 metros por cincuenta delimitados
por un artístico muro revestido
por mayólicas, con glorietas, enredaderas
y bancos.
En su interior: dos pistas
de baile con mosaicos rojos, entre ellas el
“buffet” en forma de un barco, que en las
terrazas superiores se podía cenar, y más
arriba una cabina con proyectores para
exhibir películas de cine. Presidiendo
la segunda pista se levantaba el escenario
con todas las comodidades para los artistas,
y equipamiento técnico de primera
línea, en los sistemas de luces y sonido,
lo mejor de esa época, por lo que se podía
montar excelentes espectáculos.
La dirección estaba a cargo de Dorio
Dante Otinetti de gran experiencia
teatral y Rodolfo Scilia era el conductor
oficial, se contaba con una numerosa
agrupación estable de músicos, que integraban
la orquesta Gigante Parque bajo
la batuta del maestro Frank Botter con
sus tres ritmos y el servicio gastronómico
lo ofrecía don Ramón Dieguez.- Por el escenario
desfilaron los artistas más famosos
de esa época, tanto nacionales como
extranjeros: El trío Los Panchos, Pedro
Vargas, Miguel de Molina, así como también
José Mojica, un cantante que había
filmado muchas películas en Hollywood,
para luego convertirse en sacerdote, tomando
los hábitos de monje franciscano,
con los que se presentó en el parque
en su gira de despedida, cuando el público
le pidió que cantara “Granada”, lo hizo
gustoso pero cambió la letra, donde
decía “tierra de lindas mujeres” cantó :
“tierra de lindos claveles”.- Un desconocido
Tato Bores hizo reír al santiagueño
que bailó jazz con Washington Bertolín,
o con Oscar Alemán y boleros con la voz
de Mario Clavel.
Prácticamente había funciones todos
los días, los lunes, populares, se ofrecía:
“La Tijera” donde los aficionados
mostraban sus actitudes, y cuanto éstos
no obtenían los aplausos necesarios,
el verdugo encapuchado (Ariri Ottinetti),
los sacaba con una inmensa tijera de
madera, los miércoles se presentaban
compañías de revistas musicales, operetas
o zarzuelas, de numerosos integrantes,
y los sábados: el plato fuerte: la mejor
orquesta, el mejor conjunto, el mejor
cantante de esos tiempos.
El espectáculo
que convocó más público fue la presentación
de la orquesta típica de Juan
Darienzo con más de 10.000 asistentes,
luego siguieron los Hermanos ábalos
con 8.000 es decir más del 15% de la
población de Santiago.
También se desarrollaron jornadas
pugilísticas y de otros tipos, como una original
competencia automovilística, pero
con autitos a pedal conducidos por niños,
la que se transmitía por radio con la voz
de Fidel Oubiña, quien la relataba como si
fuera una carrera de Formula1.
En el reportaje
a un participante, le requirió impresiones
para la próxima carrera, y el niño
le respondió: con mi autito a rulemanes,
los voy a hacer aca a todos! desde entonces
se lo apodó “autito loco”.-
Los que no tenían interés en entrar,
se quedaban en el “Kakuy”, una confitería
al aire libre, para tomar un chop con
milanesas picadas, y los que no podían
pagar la entrada, se encaramaban en las
tapias para observar gratis el espectáculo
y recibían el saludo de los artistas que
se referían a ellos como “la familia Miranda”
El espectáculo daba comienzo a las 9
de la noche, con los acordes de una bella
melodía: “Polvo de Estrellas”, y si era una
velada bailable, ésta finalizaba a la una,
cuando se escuchaba el tango “El amanecer”,
únicamente en los bailes de carnaval
la reunión se prolongaba hasta las
tres de lamañana.-
La tradicional Fiesta de los Estudiantes,
se realizaba todos los años, con
la elección de la “Reina de la Primavera”,
los retratos de las candidatas se exponían
con antelación en las vidrieras de la sastrería
Demasi y días antes de la función
el propio Otinetti les enseñaba cómo tenían
que desfilar. Se contrataba al galán
de más fama, para que lea el poema seleccionado
en un concurso previo, que
por lo general lo ganaba Mario Navarro.
Arturo de Córdoba, Carlos Cores, Carlos
Thomson y muchos otros artistas famosos
coronaron a las bellas chicas santiagueñas
en veladas inolvidables.
En unas
de ellas, ocurrió, lo que hoy se llamaría
un “blooper” que causó gran hilaridad;
Otinetti tomó el micrófono y dijo lo siguiente:
“Ha llegado el momento culminante
de esta noche, la reina del año pasado,
le ofrecerá a la que recién fue elegida,
¡un hermoso ramo de flores de durazno
al natural¡ lo que provocó la carcajada
más sonora en la historia del parque.-
En lo que a mí concierne, en varias
oportunidades, junto a mi hermano Vicente
actuamos en el escenario del parque
con nuestras “calcomanías musicales”
y al finalizar las presentaciones,
el empresario nos decía: “Han estado
impagables!” …y por supuesto nunca
nos pagó.-
Así eran todas las reuniones en este
emblemático espacio, donde los santiagueños
pasaban momentos de sano
esparcimiento, en un ambiente familiar
y alegre, constituyendo una extensión
del patio de sus hogares, que lamentablemente
el tiempo, y las
lluvias hicieron opacar el brillo
de otras épocas, hasta que
la piqueta municipal se encargó
de hacer desaparecer,
dejando en pie tan sólo
lo que fuera el buffet
y algunas glorietas,
como testimonio
de un inolvidable
pasado.