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EL LIBERAL . Padre Seschi

Vocación y familia

27/06/2016 22:51 Padre Seschi
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Vocación y familia Vocación y familia

¡Buen día! Cada tanto

me encuentro con algún

papá o mamá que

me anuncia con alegría

que su hijo está en el seminario

o que su hija ingresó

a una congregación

religiosa.

Siempre los felicito,

diciéndoles que ellos están

llamados a ser padres

“con valor agregado”.

Lo de valor agregado

tiene que ver con la

bendición especial que

reciben a cambio de su

generosidad en regalar a

Dios un hijo.

La Iglesia convoca a

los padres a ser generosos

en su actitud de permitir

que sus hijos puedan

responder al llamado

del señor.

Juan Pablo I I , por

ejemplo en su exhortación

apostólica sobre la

vida consagrada (“vita

consecrata”) del 25.3.96,

expresa lo siguiente:

“Me dirijo a ustedes,

familias cristianas. Ustedes,

padres, den gracias

a Dios si ha llamado

a la vida consagrada a alguno

de sus hijos. ¡Debe

ser considerado un gran

honor - como lo ha sido

siempre - que el Señor

se fije en una familia

y elija a algunos de sus

miembros para invitarlo

a seguir el camino de los

consejos evangélicos!

Cultiven el deseo de

ofrecer al Señor a algunos

de sus hijos para el

crecimiento del amor de

Dios en el mundo.

¿Qué fruto de su amor

conyugal podrían tener

ustedes más bello que

éste?

Es preciso recordar

que si los padres no viven

los valores evangélicos,

será difícil que

los jóvenes y las jóvenes

puedan percibir la

llamada, comprender la

necesidad de los sacrificios

que han de afrontar

y apreciar la belleza de la

meta a alcanzar.

En efecto, es en la familia

donde los jóvenes

tienen las primeras experiencias

de los valores

evangélicos, del amor

que se da a Dios y a los

demás.

También es necesario

que sean educados en el

uso responsable de su libertad,

para estar dispuestos

a vivir las más

altas realidades espirituales

según su propia

vocación.

Ruego para que ustedes,

familias cristianas,

unidas al Señor con

la oración y la vida sacramental,

sean hogares

acogedores de vocaciones”.

Mi hogar fue precisamente

eso; por ello Dios

llamó a dos de mis hermanas

a la vida religiosa,

mientras yo fui llamado

a ser franciscano y

sacerdote.

¡Hasta mañana! ?

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