El legado de Carlos según "Peteco" y Graciela

Carlos Carabajal es sinónimo de chacareras. No en vano, su amigo del alma, Carlos Saavedra, lo bautizó como "El Padre de la Chacarera". Y fue con ese ritmo que él trascendió y dejó un legado increíble que continúan sus hijos "Peteco", Graciela y "Demi" y su nieta Roxana, además de su hermano "Cuti" y de cientos de sobrinos y nietos. Y, todos ellos, mañaña, día en que se recuerdan los diez años de su muerte, harán celebrar una misa en honor de este sembrador de chacareras cuyas obras tomaron también grupos de España. La celebración será mañana, a las 20, en el quincho de la ya legendaria casa del barrio Los Lagos, en La Banda, esa ciudad a la que inmortalizó en varias de sus composiciones.

"La gracia se presentaba"

EL LIBERAL reunió a Graciela y a "Peteco", dos de los hijos de Carlos.

Graciela, que es la mamá de Roxana, estará presente en la misa mientras que "Peteco" no podrá hacerlo ya que está concluyendo, en Buenos Aires, su ciclo musical "Rienda suelta", junto con su hijo Homero Carabajal y con Martina Ullrich.

Graciela, en su diálogo con EL LIBERAL, puso de relieve la lucha constante y el sacrificio permanente de su padre, junto con su esposa Zita, por brindarle lo mejor, en todo, más allá de las limitaciones económicas del momento.

Es por ello que Graciela citó la primera estrofa de "La gracia se presentaba", tema que "Peteco" le dedicó a su padre Carlos.

"Como ha luchado mi padre por darme cosas humanas él me ha enseñado el silencio, el sonido y la palabra", destaca la poesía de "Peteco".

Esta canción es para Graciela la mejor pintura de lo que ha hecho Carlos en su largo peregrinar por Buenos Aires por llevar la chacarera a lo más alto.

"Lo que ‘Peteco’ pone en ‘La gracia se presentaba’ es la absoluta verdad de lo que mi papi ha hecho en Buenos Aires en su lucha por llevar adelante el folclore, especialmente la chacarera, y por la supervivencia nuestra en este gran Buenos Aires donde hemos padecido frío y el hambre total que yo recuerdo desde chica", resaltó Graciela.

Rememoró los tiempos en que su padre dedicó gran parte de su vida a trabajar en los frigoríficos Anglo, en Bagley y "como albañíl, todo para procurar el sustento diario y que no nos falte nada a nosotros. Y mi mami también ha trabajado sin descanso. Es admirable todo lo que hicieron por nosotros. Y ello quedó como un gran ejemplo de vida", indicó.

"él, después de volver de las actuaciones que hacía, junto con Carlos Saavedra, en las peñas de Buenos Aires, se iba al trabajo", remarcó Graciela.

"Yo recuerdo que cuando tenía 6 años vivíamos en La Boca; 8 años cuando fuimos a Caraza; 10 años cuando estábamos en Solano. De Solano fuimos a Morón donde mi papá compró un terreno con una casilla. Allí fue donde transcurrió nuestra adolescencia con "Peteco". En ese tiempo éramos los dos solos hasta que después llegaron Enriqueta y Demi. Mi mamá, en esto, era conciente y no tenía seguido los hijos", evocó.

Graciela contó que fue ella quien recorrió varios caminos con Carlos.

"Yo he sido la que más anduvo con mi papi, no tanto "Peteco", porque "Peteco" era muy reservado. La que andaba todo el día, de la mano de mi papi, era yo. íbamos para todos lados, luchando por nuestra música. Yo tenía un timbre de voz muy particular y a los 9 años empecé a cantar y, a los 13 años, empecé a ganar concursos en Buenos Aires", enfatizó Graciela.

Y cierra su diálogo entonando otra estrofa de "La gracia se presentaba". Es aquella que expresa: "La vida lo fue sufriendo en alas de una guitarra, se enamoró para siempre del sonido de su amada".