"Por hacer escuchar la chacarera, mi viejo nos ha hecho padecer a todos nosotros"

"Peteco", el hijo de Carlos de mayor proyección planetaria, brindó una semblanza de su padre, "desde que yo tengo memoria de él, que ha sido cuando vivíamos en Villa Tesei (Buenos Aires)", según destacó a EL LIBERAL.

"No recuerdo muy bien del viaje desde Santiago para vivir en Villa Tesei, pero sí tengo como fotografías de La Boca, cuando el matrimonio de mi viejo vivía con el matrimonio del tío Héctor, la tía Blanca, el matrimonio de Carlos Saavedra con la Dominga, la mamá de "Coqui" y "Pajarín", mi tío Agustín cuando era soltero y Antonio Ramírez, de Los cantores de Salavina. Eran muchas personas en un solo ambiente", rememoró "Peteco".

Recordó los tiempos en que su papá cantaba, en Buenos Aires, con Santiago Manta. "A todo esto, había temporadas en que yo me quedaba en Santiago con mis abuelos mientras mis viejos seguían en Buenos Aires tratando de abrirse camino", precisó.

"Siempre me ha gustado toda esa forma de vida que él tuvo y que lo ha llevado desde joven a Buenos Aires sin ser nadie y que, de a poquito, e ir cantando y mezclándose con todos en las peñas y armando grupos también lo ha hecho trascender", remarcó.

Y añadió: "Sobre todo, ya conociéndolo como reconocido me he dado cuenta de que no solo era la cosa de cantar, tocar la guitarra y tener las condiciones para estar sobre un escenario, sino la idea. él, desde siempre, ha querido hacer la cosa de la chacarera; o sea, hacer escuchar la chacarera. Para eso, mi papi ha participado con todos los grandes en la tarea. Eran soñadores de chacareras esa generación, esa casta de maestro que tuvo Santiago del Estero. Y me refiero no solamente a mi papi sino también a Miguel Simón, Adolfo ábalos y a todos los hermanos ábalos, Julio Argentino Jerez, Sixto Palavecino y los hermanos Díaz".

"Peteco" puntualizó: "Andar desde jovencito, padeciendo necesidades y luchándola en un terreno como Buenos Aires totalmente desconocido en ese momento, había que tener un propósito y una idea aunque no sea pronunciada porque mi viejo no era de hablar y no era intelectual, pero sí tenía firme esa idea de la chacarera. La ha llevado a rajatablas y la ha cumplido. Nos ha hecho padecer cosas a nosotros pero todo él lo compensaba con alegría y con una buena forma de ver las cosas de vida que nos hacían felices. Siempre nos ha hecho feliz. Esa es la cosa que yo conozco y admiro profundamente de él".

A ello, añadió: "Después, pequeños detalles que me lo daba, por ahí, no hablándome. Mi viejo, nunca, por ejemplo, se ha sentado a hablarme. No hay que imaginar un padre que me decía "venga mi hijo que lo quiero aconsejar". Nunca se ha sentado a hablarme, nunca, pero todo me lo daba viviéndolo en el tiempo real. Conversaba lo que daba y, por ahí, era yo el que algunas veces, cuando íbamos en el auto de La Banda a Santiago, el que le hablaba de la ideología, de nuestra posición, de la función de un artista y de la misión que puede tener o no un artista en la vida".