Correale: "Supo llevar el evangelio en un momento cultural e histórico muy difícil para una mujer

Silvia Correale tiene en su haber el trabajo de acompañar rumbo a la santidad a distintas personalidades para la fe católica, tal es el caso de su impulso de postulación de beatificación en el Vaticano de la causa de Mama Antula.

Tras su paso por Santiago, la vicepresidenta del Colegio de Postuladores no pudo ocultar su emoción de ser partícipe de la ceremonia de beatificación de la laica María Antonia de Paz y Figueroa. "Llegó el día esperado después de tantos años de trabajo", resaltó la profesional, en diálogo con EL LIBERAL.

Señaló que "la emoción es doble, al tratarse de una mujer argentina que ha sabido llevar el evangelio en una circunstancia histórica y cultural muy difícil para una mujer. Sin embargo, supo ser fiel al Señor en todo momento, algo valioso incluso para la mujer argentina actual, saber que uno adhiere a la vida del Señor y se pueden hacer cosas grandes para la construcción del país, y qué mejor que evocarla en el marco del Bicentenario de la Independencia", resaltó la religiosa.

Valor espiritual

Correale puso de relieve el interés de María Antonia de Paz y Figueroa en "organizar los ejercicios espirituales en la Buenos Aires colonial, con un número de familias muy limitadas. Dejó un seño y una renovación moral y espiritual en aquella generación que plasmó la Independencia de la Patria, lo cual es muy impactante", dijo.

Su enseñanza para la posteridad fue otro de los valores rescatados, al considerar que propició "una renovación moral y espiritual muy valiosa para la humanidad. Ella salió de Santiago del Estero a pie con su cruz, a pesar de la expulsión de los jesuitas, pero aun así trabajó con el carisma de San Ignacio y dijo: ‘Este es un don de Dios y lo llevaré a todos lados’, por eso no tuvo temor y a pie, se recorrió gran parte del norte argentino", evocó.

Notable gesta

Silvia Correale recordó que su gran misión fue "trabajar para que la gente encontrara a Cristo y saliera de la esclavitud del pecado".

A su vez, ponderó su lucha en "dedicar la vida en aquellos que pasaban por una situación difícil, entrando a las cárceles de los sótanos del Cabildo, visitando a las prostitutas del puerto, asistiendo a los indígenas maltratados, donde no entraba nadie para llevar el mensaje de Dios", dijo, al enumerar su obra como misionera de Dios.

Así, puso en relieve su valor en propagar "los principios de la fe, la promoción de la mujer y la ayuda a quienes mas necesitaban de la palabra de Dios, con obras de misericordia", concluyó.