Evangelio según San Lucas 8,1-3. Evangelio según San Lucas 8,1-3.
ciudades y los pueblos,
predicando y anunciando
la Buena Noticia del
Reino de Dios. Lo acompañaban
los Doce y también
algunas mujeres que
habían sido curadas de
malos espíritus y enfermedades:
María, llamada
Magdalena, de la que
habían salido siete demonios;
Juana, esposa de
Cusa, intendente de Herodes,
Susana y muchas
otras, que los ayudaban
con sus bienes.
Comentario
Sabemos que entre
sus discípulos, Jesús escogió
a doce para ser los
padres del nuevo Israel, y
los escogió para que “estuvieran
con él y enviarlos
a predicar”. Este hecho
es evidente, pero,
además de los Doce, columnas
de la Iglesia, padres
del nuevo Pueblo de
Dios, escogió también a
muchas mujeres para que
fueran del número de sus
discípulos. No puedo hacer
más que evocar brevemente
las que se encuentran
en el camino
del mismo Jesús, desde
la profetisa Ana hasta la
Samaritana, la Sirofenicia,
la mujer que sufría
pérdidas de sangre y a la
pecadora perdonada. No
insistiré sobre los personajes
que entran en algunas
parábolas vivientes,
por ejemplo la del ama de
casa que cuece el pan, la
que limpia la casa porque
pierde la moneda de plata,
la de la viuda que importuna
al juez. En nuestra
reflexión de hoy son
más significativas estas
mujeres que han jugado
un papel activo en el conjunto
de la misión de Jesús.
N
aturalmente, en primer
lugar se piensa en la
Virgen María, que por su
fe y su colaboración maternal
coopera de manera
única a la redención
hasta el punto que Elisabet
pudo proclamar l a
“bendita entre todas las
mujeres”, añadiendo: “Dichosa
la que ha creído”.
Hecha discípula de su Hijo,
María manifiesta en
Caná su absoluta fe en él,
y lo siguió hasta la cruz
donde recibió de él una
misión maternal para con
todos los discípulos de
todos los tiempos, representados
allí por Juan.
Detrás de María vienen
muchas mujeres, las
cuales, a títulos diversos,
han ejercido alrededor
de la persona de Jesús
funciones de diversa
responsabilidad. Son
ejemplo elocuente de ello
las que seguían a Jesús
asistiéndole con sus recursos
y de las que Lucas
nos transmite algunos
nombres: María de Magdala,
Juana, Susana, y
“otras muchas”. Seguidamente
los Evangelios nos
informan que las mujeres,
a diferencia de los Doce,
no abandonaron a Jesús a
la hora de la Pasión. Entre
ellas destaca, de manera
particular, María de Magdala,
la cual, no tan sólo
asistió a la Pasión, sino
que fue la primera en
recibir el testimonio del
Resucitado y a anunciarle.
Es precisamente a ella
a quien santo Tomás de
Aquino reserva el calificativo
único de “apóstol
de los apóstoles”, y añadiendo
este bello comentario:
“Así como una mujer
anunció al primer hombre
palabras de muerte, así
también una mujer anunció
a los apóstoles palabras
de vida”. ?