La carta que envió el santiagueño acusado de "yihadista"

"En primer lugar desde el más profundo de mi fuero interno, me veo en la necesidad de condenar los últimos y terribles ataques terroristas en Estambul, de dar el pésame a las víctimas y desear la pronta recuperación de los heridos.

Todas las víctimas son humanas, pero la mayoría de las víctimas del terrorismo reaccionario son musulmanes.

En segundo lugar quiero manifestar que una vida humana, islámicamente, tiene más valor que cualquier santuario musulmán.

Debido a esto, puedo comprender la posición y las medidas extremas tomadas por personas que aman a su Patria y a su población, pero en mi posición hay que tener en cuenta una rica escala de grises y escapar de la visión maniquea que nos lleva las partes de acusación a imponerme un derecho penal del enemigo.

Llevo más de la mitad de mi vida en este país que es mi patria aunque no sea naturalizado, comprendo sus costumbres e idiosincrasia, me apasiona su historia y sus paisajes, sufro cuando una persona es desahuciada, no soy ajeno a los más de 4 millones de parados y los problemas actuales de sanidad y educación.

Nunca he cometido un delito, mis padres me educaron en la humildad y la honestidad.

Nunca he tenido otra motivación que trabajar para mantener a mis dos hijas y mi amada mujer.

No he tenido otra ambición que la de ser emprendedor y trabajar por mi cuenta con 24 años.

Desde que me dieron la libertad provisional me he mantenido como siempre, sin provocar problemas y siendo un ciudadano ejemplar.

Soy donante de sangre y estoy en el banco de donantes de médula.

Comento todo esto porque el perfil de un reaccionario terrorista es el de un desequilibrado que utiliza la religión como herramienta para expresar su misantropía, generalmente son parias de la sociedad envuelto en crímenes que llevan a esa persona a carecer de empatía.

Nunca imaginé verme en esta situación, sentado en el mismo lugar de auténticos criminales y esta asociación por deshonor es un sambenito muy pesado que no es de mi talla.

Desde siempre he sido una persona curiosa, de mente abierta e inquieta, que me han llevado a revisionar hechos históricos y conspiraciones, como falsas banderas, diferentes revoluciones y guerras subsidiarias, pero sin juzgar antes de una conclusión final contrastando información de los medios de masas convencionales. Pero hay un adagio que ora "nunca atribuyas la maldad a lo que puede ser explicado por la estupidez".

En mi condición de musulmán argentino y estudiante de temas bíblicos de forma autodidacta, me han llevado a conocer a infinidad de personas y personajes que a botepronto no tuve indicios o prejuicios para saber su futuro si sería un criminal o una persona de bien, desconozco las intenciones y si veo un buen trato y empatía con el sufrimiento ajeno, es más que suficiente para saber que no es malo.

Al señor fiscal le resulta curiosa la mundialmente famosa e histórica hospitalidad islámica y tiene sus dudad de que alguien invite a otra persona a comer cuando está cansado de caminar y hace un alto para descansar.

Tengo contactos en mi móvil que ni si quiera recuerdo quiénes son, contactos que la acusación presume que no están aquí como si yo fuese responsable de los actos de los demás. Serían relevantes si se hubieran aportado conversaciones o tráfico de llamada, fecha de creación de los contactos y fecha de llamadas, para saber el tipo de relación si es sólo cortesía o amistad.

Otro punto que se me atribuye es una conversación o cotilleo entre dos mujeres, una mujer de mi amigo que en esa época no teníamos buena relación y la otra que no tengo conocimiento de quién es. En conversaciones queda manifestada la clara enemistad entre la mujer de Mohamed y mi mujer y yo como diana de sus dardos. Hay una clara existencia de incredibilidad manifiesta, ya que yo jamás tuve intención de viajar a Siria, jamás hablé y por ende jamás se me escuchó hablar de la yihad terrorista.

Hubo una confusión en que la gente pensaba que yo estaba pidiendo dinero o es lo que se dijo, nunca se supo quien empezó, supongo que un infiltrado de la policía.

Estando sin trabajo, hacia chapuzas de albañil y vendía cosas de segunda mano y ropa por wallapop, le pedí ropa de bebé a Khalouk para luego venderla en el barrio chino de Melilla para portarlo a Marruecos. En ningún momento pedí dinero a nadie que para eso está mi familia en Argentina o mi familia política.

Y por último la nota, a Dios pongo por testigo y juro que jamás leí y que jamas la escribí. Por esto y por lo anteriormente explicado pido la nulidad de mi acusación".