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EL LIBERAL . Padre Koffi Gilbert

Fe Cristiana

01/10/2016 22:21 Padre Koffi Gilbert
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Fe Cristiana Fe Cristiana

Q uiero aprovechar este

domingo para hablar

de la fe y de que

los discípulos le han

pedido a Jesús aumentar

la fe de ellos.

Quiero hablar de la fe

católica.

La fe es un acto personal, la respuesta

libre del hombre a la iniciativa

de Dios que se revela. No es un acto

aislado; es la adhesión personal de

la inteligencia y voluntad a la revelación

divina. Podemos ver los ejemplos

de Abraham en el Antiguo Testamento,

y de nuestra Madre María

en el Nuevo Testamento.

La fe no es una simple teoría, es

un compromiso que llega al corazón y

a las acciones; a los principios y a las

decisiones; al pensamiento y a la vida.

Vivimos nuestra fe cuando dejamos

a Dios en primer lugar en nuestras

almas; cuando el domingo lo vivimos

para la misa, la oración, el servicio,

la esperanza y el amor; cuando

dejamos que Dios ilumine nuestras

ideas y decisiones.

Con la fe el hombre se entrega libremente

a Dios y por ella se esfuerza

por conocer y hacer la voluntad de

Dios. Por eso se dice que es el fundamento

de la vida moral en el catecismo.

Es el don más grande que puede

recibir el hombre. La fe da sentido a

la vida. Enseña a comprender el dolor

y el sufrimiento. Da sentido a lo

cotidiano, llena la vida con la presencia

de Dios.

Muchas personas que antes decían

que la fe es la que salva. Pero no

podemos quedarnos únicamente con

eso; hay obras para llegar a la verdadera

salvación.

Como el cuerpo sin el espíritu

es muerto, así también es muerta

la fe sin obras. (Carta de Santiago

2, 20-26).

“¿Será necesario demostrarte,

si no lo sabes todavía, que la fe sin

obras no tiene sentido? Abrahan,

nuestro padre, ¿no fue reconocido

justo por sus obras cuando ofreció

a su hijo Isaac sobre el altar? Ya ves

que la fe acompañaba a sus obras, y

por las obras su fe llegó a la madurez.

Esto es lo que recuerda la Escritura:

Abrahan creyó en Dios, y por eso fue

reconocido justo, y fue llamado amigo

de Dios.

Entiendan, pues, que uno llega a

ser justo a través de las obras y no sólo

por la fe. Lo mismo pasó con Rajab,

la prostituta: fue admitida entre

los justos por sus obras, por haber

dado hospedaje a los espías y porque

los hizo partir por otro camino. Porque

así como un cuerpo sin espíritu

está muerto, así también la fe que no

produce obras está muerta.

Entonces, Santiago habla de esta

fe, pero con obras. Hay que manifestarla,

hay que mostrarla.

La fe no es un simple sentimiento

de la presencia de Dios en la vida,

sino fiarse de Dios, confiar en él. No

tiene como fin primero capacitar al

hombre para su tarea en este mundo,

sino iniciarlo a la vida divina que solo

alcanzará a la perfección en la vida

eterna.

La fe es adhesión de la inteligencia

a la palabra de Cristo, su Evangelio,

y entrega confiada a él de toda la

persona. No podemos reducir la fe

solo a sentimientos o emociones. A la

fe hay que conocerla, conocer el Credo,

la iglesia y sus enseñanzas.

No podemos quedarnos superficialmente

para decir que tengo fe, sin

saber nada, sin haber llegado a conocer

cuál es la fe de la Iglesia Católica.

Si somos cristianos católicos debemos

conocer la fe católica, confesarla

con palabras y hechos; y preservarla

de todo lo que pueda ser obstáculo

para no vivirla. Hay que alimentar

la fe con los sacramentos, sobre todo

con la eucaristía y el sacramento de la

reconciliación, porque adentro está

la gracia de Dios que obra.

Hoy, podemos decir que tenemos

fe y vivimos con la fe de la Iglesia,

pero no podemos quedarnos sin alimentar,

conocer y llegar a dar la posibilidad

de que Dios aumente esta

fe. Si los apóstoles piden a Cristo aumentar

su fe, nosotros continuamente

debemos pedir a Cristo aumentar

nuestra fe y manifestar en todo lugar,

sin miedo, sin vergüenza, sin fanatismo.

H

oy, es el domingo en que los

apóstoles hablan de esto, podemos

alegrarnos porque la fe no es solamente

el sacramento que hemos recibido.

Hay que vivirla.

Danos hoy y siempre fe, como un

grano de mostaza, pero una fe sencilla

aunque obediente y nítida. Una

fe radical. No mirar atrás. Una fe soñadora

pero con los pies en la tierra,

con la mente en el cielo, pero con los

ojos despiertos, con los pies en el camino,

y con el alma hacia Ti.

Señor Jesús te pedimos que des

la posibilidad a tus hermanos en la

Iglesia de que hablemos de la fe y que

también la vivamos. Aumenta la fe y

danos la posibilidad de alimentarla.

María, Nuestra Madre, vivía esta

fe, esta convicción y confianza total,

por eso ha entregado su vida a Dios.

“Aquí estoy para cumplir tu voluntad”.

Que ella nos ayude para que lleguemos

a vivir con paz, fe y sobre todo

vivir con la alegría de ser cristianos

católicos.

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