Cálida bienvenida a los campeones

El plantel del seleccionado argentino de futsal, campeón mundial en Colombia, tuvo ayer una cálida bienvenida con amigos, familiares y fans en el aeropuerto internacional de Ezeiza, y luego en la Quinta de Olivos con el presidente Mauricio Macri.

"Estaba convencido de que podíamos ganar", aseguró Diego Giustozzi, el entrenador del equipo, a quien todo jugador que se consulte le da el crédito de haber logrado el convencimiento de los futbolistas a poder llegar a la consagración.

Hubo fiesta en Ezeiza cuando Fernando Wilhelm apareció con la Copa del Mundo en sus brazos levantados y la ofrendó a quienes madrugaron para recibir a los sorpresivos campeones en Colombia.

"Llegar a la final fue algo grande, pero se campeones mundiales fue increíble", sostuvo Wilhelm en el hall de Ezeiza.

Los jugadores se quedaron en el predio, donde a primera hora de la tarde con Giustozzi a la cabeza dieron una conferencia de prensa con la Copa a la vista.

Constantino Vaporaki, al igual que Wilhelm, le dio el crédito a Giustozzi de haber sido el artífice de haber conseguido el título del mundo.

"Las mejores individualidades la tiene Brasil, o España, nuestra arma fuerte es el equipo y encima en un país donde estamos acostumbrados a cosas difíciles", sostuvo Vaporaki. El futbolista aseguró que "Giustozzi nos convenció de nuestra calidad".

Giustozzi dijo que su fórmula fue "poner la vara bien alta, no dejar ningún detalle al azar y tratar de que cada uno llegue al límite, un límite que nadie conoce. Así llegamos a jugar siete torneos y siete finales y ahora llegar a esto", concluyó el DT.

Luego, el plantel se dirigió a la Quinta de Olivos, donde fue recibido por el presidente Mauricio Macri, quien se animó a patearle un penal al arquero Nicolás Sarmiento, elegido el mejor guardavalla del Mundial de Colombia.

Los jugadores llevaron sus medallas y la Copa del Mundo lograda en Cali, Colombia, y le obsequiaron al Presidente una camiseta con el número diez autografiada por el plantel.