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Por primera vez, Martín Coronel Quisbert contó cómo asesinó a María Corbalán

07/10/2016 00:00 Policiales
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Por primera vez, Martín Coronel Quisbert contó cómo asesinó a María Corbalán Por primera vez, Martín Coronel Quisbert contó cómo asesinó a María Corbalán

A más de un año de guardar silencio y permanecer retraído en su celda de la Seccional 12, Martín Coronel Quisbert (41) el único imputado por el aberrante homicidio de María de los ángeles Corbalán decidió ampliar su declaración indagatoria y contar su versión de cómo sucedieron los hechos.

El horrendo homicidio que causó conmoción en toda la provincia ocurrió el pasado 13 de julio del 2015, en la casa donde la víctima alquilaba -propiedad del acusado- sobre calle Antenor álvarez N° 1115, casi República del Líbano, del B° Juan Perón.

Los gritos desesperados de los niños que indicaban que su madre estaba siendo agredida alertaron a los efectivos de la Seccional 15, quienes al llegar al lugar encontraron a la mujer en un gran charco de sangre, mientras Coronel Quisbert trataba de retirarse de la escena.

Ayer, acompañado por sus defensores -Dr. Guillermo Ruiz Alvelda y Mercedes Ibarra, representantes de la Defensa Oficial- el homicida decidió por primera vez contar lo que sucedió aquella fatídica siesta, donde la sangre, la violencia y el dolor predominaban en la escena.

Fuentes cercanas a la causa revelaron que ante la representante de la Unidad de Violencia de Género dijo que conoció a Corbalán porque ejercía la prostitución y él era uno de sus clientes.

A varios días de frecuentarse Coronel Quisbert le ofreció una habitación para alquilar, en donde la mujer se fue a vivir junto a siete de sus nueve hijos. El supuesto homicida manifestó que la víctima residía en una habitación del fondo de su casa, donde además convivían sus hermanos.

Sobre el día del sangriento episodio contó que todo comenzó cuando la víctima le recriminó por qué no dejaba entrar a su casa a su hijo de 13 años, quien vivía con su padre biológico. Quisbert explicó que su negación era porque la misma víctima le había manifestado un tiempo antes que estaba cansada de que su hijo robe y que ella en reiteradas oportunidades debió devolver el "botín" que llevaba a la casa donde antes se domiciliaban, en el B° Ejército Argentino.

Según el acusado la mujer se enojó mucho y mientras estaba en la cocina -que le había prestado para que preparaba la comida de los menores- ella tomó una punta que no recuerda si era un cuchillo o tenedor y le arrojó un puntazo el cual impactó en el anteojo que él tenía puesto.

A raíz de esa lesión, el imputado resultó con rasguños menores. Más tarde contó que los anteojos y una gorra que llevaba puesta cayeron por efecto del golpe.

Según Quisbert las agresiones no cesaban por lo que tomó un elemento que había en una caja de herramientas -la cual dejaba siempre cerca de la mesa de la cocina, ya que hacía reparaciones mecánicas- y que sería una llave francesa o algo así, y repelió los puntazos.

Confesó que le aplicó golpes en la parte inferior del cuerpo, en la espalda, el hombro y de ambos lados del cuello, ya que la víctima no dejaba de atacarlo e iba moviendo su cuerpo, hasta que cayó y quedó en el piso de la cocina. Más tarde él salió de la casa.

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