Microrrelatos de Adriana Gualtieri Microrrelatos de Adriana Gualtieri
SOLEDAD
La observaba en silencio, ya había agotado lágrimas
y lamentos. El dolor que desgarraba sus
entrañas le impedía hablar, tampoco quedaba
nada por decir.
Se sentía vacío, desolado. Frente a ella había
renovado el pacto que no dudaría en cumplir;
pero ya llegaría el momento, no había apuro, ni
exigencias, ni tiempos, no había nada…
Como sonidos lejanos llegaban hasta sus oídos
llantos y sollozos. De cuando en cuando alguien
lo abrazaba ofreciendo su consuelo y reavivando
su dolor. Ya no era necesario que le dijeran
nada.
Solo él conocía el desenlace, lo que le otorgaba
una paz interior que trasponía su dolor.
Cumplió con los ritos previstos, soportó apretones
y palabras que sonaban vacías; cuando las
últimas luces del día se esfumaban se refugió en
aquel hogar que ambos habían forjado.
—Espérame, ya te sigo…— dijo reafirmando
su promesa mientras besaba el retrato que apretó
contra su pecho cerrando sus ojos por última
vez.
EL ARMA
—¡Nunca pongas un arma en manos de un
personaje! —Dijo alarmado el editor.
Y antes de que pudiera preguntar por qué,
sonó el estampido que lo abatió. Al caer distinguió
el vestido finamente diseñado y los zapatos
de punta que inventara para su protagonista.l