Obesidad infantil, un problema de familia Obesidad infantil, un problema de familia
obesidad infantil
se han convertido
en una
pandemia que
afecta a millones de personas
en el mundo. Es una
enfermedad que avanza
considerablemente y que
si no frena a tiempo puede
ocasionar graves complicaciones
en la salud. Santiago
del Estero no escapa a la
realidad mundial y preocupa
a la comunidad médica
y a quienes luchan contra
la obesidad. Ellos advierten
sobre la necesidad de
combatir el exceso de peso,
que es el inicio del abismo
que lleva a la diabetes y
a los problemas cardiovasculares,
entre otras enfermedades.
En esta nueva entrega
de Puntos de Vista hemos
abordado el tema de
la obesidad infantil para
conocer las formas de prevención,
los tratamientos
y la importancia del apoyo
constante de la familia
y el grupo de pares. Para
ello hemos convocado a
la licenciada en Nutrición,
Raquel Carranza, y a Mariela
Figueroa y Julia Moya
Castro, del grupo Alco San
Francisco.
En el inicio de la mesa
redonda, las tres invitadas
coincidieron en lo importante
que es el entorno
en la generación de hábitos
saludables. “La estructura
está fallando”, dijo Mariela,
a lo que la Lic. Carranza
añadió que “en la obesidad
o sobrepeso tienen mucha
incidencia los entornos alimentarios
desde la familia,
la escuela y el club”.
Por eso, se unificaron
las opiniones en trabajar
en la educación saludable
desde la familia y luego en
la escuela. “Hay que trabajar
en educación desde la
familia, porque si ésta no
crea el entorno es muy difícil
que el niño pueda tener
adherencia aunque la escuela
o el club lo eduquen,
porque vuelve a la casa y
sigue haciendo el mismo
consumo”, aportó la nutricionista.
Esta intervención derivó
en la importancia de crear
quioscos saludables en las
escuelas para que los niños
puedan elegir alimentos sanos,
como frutas, yogurt y
barras de cereales, y evitar
que sean adultos obesos.
Se destacó, además, que
los tres factores principales
que desencadenan la obesidad
son la genética, las profusas
comidas ricas en grasas
y carbohidratos, y el sedentarismo.
En este sentido,
Julia Moya Castro señaló
que “hoy los chicos pasan
mucho tiempo frente a
la televisión y computadora
y todo este tiempo están comiendo,
y no hacen actividad
física”.
En este apartado se puso
énfasis en que “son los
padres los responsables de
lo que los chicos ingieren,
porque son ellos los que cocinan”
y que es necesario
que “los acompañen en este
cambio de hábitos”.
“Lo primordial es que la
gente tome conciencia de
que la obesidad es una enfermedad
que causa otras
enfermedades, entre ellas
diabetes e hipertensión; en
el caso de los niños, la diabetes
infantil o gestacional
en la mujer embarazada”,
dijo Mariela Figueroa
desde su experiencia. A estas
complicaciones, la Lic.
Carranza sumó que “un niño
con obesidad es probable
que en un 80% sea un
adulto obeso y con ello tiene
una menor expectativa
de vida”.
La comida como premio
o castigo fue otro punto de
análisis en este espacio. Las
invitadas coincidieron que
los alimentos no deben ser
estimulantes para que el niño
mejore su conducta. “El
alimento es una necesidad
básica y debe ser cubierta
de esa manera, ni ser sobreconsumida
o en déficit sino
que tiene que ser lo justo”,
sentenció Carranza.
A modo de advertencia
para los padres, las integrantes
del grupo Alco San
Francisco y la nutricionista
instaron a los padres a
reemplazar la comida chatarra
por frutas, verduras,
lácteos y carnes.
“Debemos volcarnos a
lo más natural posible y lo
creativo también”, señaló
Mariela y destacó que “hay
que hacer participar a los
chicos en la preparación de
la comida, para que el niño
pueda entender mejor lo
que está comiendo”.
En cuanto a la forma de
prevenir la obesidad, la Lic.
Carranza manifestó que “es
necesario que los chicos vayan
al control del niño sano
con su pediatra o bien al
nutricionista en el caso de
que la madre presuma que
su hijo está con sobrepeso
para poder valorarlo”. Además,
se recomendó no descuidar
el consumo de lácteos,
carne, huevo, frutas
verduras y pescado.?