Dolar Oficial: - Dolar Blue:- Dolar CCL:- Dolar Bolsa: - Dolar Mayorista: -

EL LIBERAL . El Evangelio

Evangelio según San Mateo 25,31-46.

01/11/2016 23:04 El Evangelio
Escuchar:

Evangelio según San Mateo 25,31-46. Evangelio según San Mateo 25,31-46.

Jesús dijo a sus discípulos:

‘Cuando el Hijo del hombre

venga en su gloria rodeado de

todos los ángeles, se sentará

en su trono glorioso.

Todas las naciones serán

reunidas en su presencia, y él

separará a unos de otros, como

el pastor separa las ovejas

de los cabritos, y pondrá a

aquellas a su derecha y a estos

a su izquierda. Entonces

el Rey dirá a los que tenga a

su derecha: “Vengan, benditos

de mi Padre, y reciban en

herencia el Reino que les fue

preparado desde el comienzo

del mundo, porque tuve

hambre, y ustedes me dieron

de comer; tuve sed, y me dieron

de beber; estaba de paso,

y me alojaron; desnudo, y me

vistieron; enfermo, y me visitaron;

preso, y me vinieron a

ver”. Los justos le responderán:

“Señor, ¿cuándo te vimos

hambriento, y te dimos de comer;

sediento, y te dimos de

beber? ¿Cuándo te vimos de

paso, y te alojamos; desnudo,

y te vestimos?

¿Cuándo te vimos enfermo

o preso, y fuimos a verte?”.

Y

el Rey les responderá:

“Les aseguro que cada vez

que lo hicieron con el más pequeño

de mis hermanos, lo hicieron

conmigo”. Luego dirá a

los de su izquierda: “Aléjense

de mí, malditos; vayan al fuego

eterno que fue preparado

para el demonio y sus ángeles,

porque tuve hambre, y

ustedes no me dieron de comer;

tuve sed, y no me dieron

de beber; estaba de paso, y

no me alojaron; desnudo, y no

me vistieron; enfermo y preso,

y no me visitaron”.

Estos, a su vez, le preguntarán:

“Señor, ¿cuándo te vimos

hambriento o sediento, de paso

o desnudo, enfermo o preso, y

no te hemos socorrido?”.

Y él les responderá: “Les

aseguro que cada vez que no

lo hicieron con el más pequeño

de mis hermanos, tampoco

lo hicieron conmigo”.

Estos irán al castigo eterno,

y los justos a la Vida eterna”.

Comentario

Hemos de pensar, hermanos

amadísimos, y reflexionar

sobre lo mismo: que hemos

renunciado al mundo y que vivimos

aquí durante la vida como

huéspedes y viajeros (He

11,13). Abracemos el día que a

cada uno señala su domicilio,

que nos restituye a nuestro

reino y paraíso, una vez escapados

de este mundo y libres

de sus lazos. ¿Quién, estando

lejos, no se apresura a volver

a su patria? ¿Quién, a punto

de embarcarse para ir a los

suyos, no desea vientos favorables

para poder abrazarlos

cuanto antes? Nosotros tenemos

por patria el paraíso, por

padres a los patriarcas.

¿Por qué, pues, no nos

apresuramos y volvemos para

ver a nuestra patria, para

poder saludar a nuestros

padres? Nos esperan allí muchas

de nuestras personas

queridas, nos echan de menos

una multitud de padres,

hermanos, hijos, seguros de

su salvación, pero preocupados

todavía por la nuestra.

¡Qué alegría tan grande para

ellos y nosotros llegar a su

presencia y abrazarlos, qué

placer disfrutar allá del reino

del cielo sin temor de morir y

qué dicha tan soberana y perpetua

con una vida sin fin! Allí

el coro glorioso de los apóstoles,

allí el grupo de los profetas

gozosos, allí la multitud

de innumerables mártires que

están coronados por los méritos

de su lucha y sufrimientos,

allí las vírgenes que triunfaron

de la concupiscencia

de la carne con el vigor de la

castidad, allí los galardonados

por su misericordia, que

hicieron obras buenas, socorriendo

a los pobres con limosnas,

que, por cumplir los

preceptos del Señor, transfirieron

su patrimonio terreno

a los tesoros del cielo. Corramos,

hermanos amadísimos,

con insaciable anhelo tras éstos,

para estar enseguida con

ellos; deseemos llegar pronto

a Cristo. Vea Dios estos pensamientos,

y que Cristo contemple

estos ardientes deseos

de nuestro espíritu y fe;

él otorgará mayores mercedes

de su amor, a los que tuvieren

mayores deseos de

él.

Lo que debes saber
Lo más leído hoy