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Empezó trabajando en el lavadero de su departamento y hoy le vende a Legacy y Yagmour

05/11/2016 21:30 Economía
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Empezó trabajando en el lavadero de su departamento y hoy le vende a Legacy y Yagmour Empezó trabajando en el lavadero de su departamento y hoy le vende a Legacy y Yagmour

Diez años atrás, Paz Sánchez vivía en México, no tenía hijos y estudiaba gastronomía. Sin embargo, sólo bastaron menos de doce meses para que el escenario del que era protagonista cambiara por completo.

Tras ser madre, la argentina que había estudiado Diseño de Moda en la Uces volvió al país con un hijo en brazos y el deseo de dejar de trabajar para La Mercería –reconocida cadena de venta de accesorios– para empezar a diseñar y producir ella misma sus propias piezas.

“Quería hacer lo mismo, pero por mi cuenta, así que presenté muestras a distintas marcas y me compraron, en el primer pedido unos 70 collares”, recuerda Sánchez sobre el momento en que inició su camino como proveedora de importantes marcas presentes en todos los centros comerciales –entre ellas, Legacy y Yagmour–. Hoy, la emprendedora es el cerebro creativo detrás de De la Paz, la línea de accesorios que lleva su sello personal, y entre ambos negocios, vende 60 mil unidades por temporada y factura unos $ 8 millones anuales.

Sobre el crecimiento de su empresa, Sánchez comenta: “Empezamos a sumar cada vez más marcas, y por suerte las mantuvimos; hasta empezamos a proveer otros servicios, como el de acabado de prendas. Y lanzamos De la Paz para sacarnos el gusto de hacer algo nuestro”.

Sánchez habla en plural porque el emprendimiento que comenzó como un desafío personal se volvió, con el correr de los años y el necesario aumento de la actividad, en un negocio familiar. Hoy, aunque ella sigue diseñando, son su marido y sus hermanas quienes la ayudan a que la empresa siga en funcionamiento y creciendo. “También trabajaba mi mamá, pero hace poco la retiramos”, dice la emprendedora.

Aunque en la actualidad el proyecto tiene como sede una casa de tres pisos en Acassuso, el laboratorio de accesorios de Paz Sánchez pasó por muchas oficinas –5 en total–; entre ellas, el lavadero de su departamento y un local en Buzios, Brasil. “Nos tomamos un año y medio con mi marido y decidimos irnos a vivir allá; volvimos porque quedé embarazada, pero fue una buena prueba de lo que es la venta al público”, recuerda.

Para Sánchez, el proyecto que de inversión inicial sólo le requirió unos $ 6 mil tiene como uno de sus mejores beneficios el permitirle pasar mucho tiempo con sus hijos. “En Acassuso nos reunimos con nuestros clientes y hacemos el muestrario, pero toda la producción se hace afuera”, explica. Y remata: “Aunque la situación económica del país es muy cambiante, vendemos mucho al interior y sobrevivimos porque nos mantenemos pequeños, con una estructura lógica”.

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