Libertad

¡Buen día! “El hombre está condenado a ser libre”. Suena mal esta frase, pero sólo pudo escribirla quien tuvo una visión tan pesimista de la vida: Jean Paul Sartre.

La libertad no es una condena, sino todo lo contrario: un estupendo camino para florecer en las mejores posibilidades que tiene el hombre.

Claro que también puede perderse.

Pasa como con el dinero: si no se lo usa bien se lo pierde.

De ahí la necesidad no sólo de disfrutarla sino también de promoverla... porque de libertad también se muere, cuando desborda sus límites naturales.

“La libertad no es más que una oportunidad de ser mejores”, escribió sabiamente Albert Camus, y ello nos permite discernir entre las auténticas y las falsas libertades.

Harry Emerson Fosdick reconoce: “La libertad es peligrosa; pero es lo más seguro que tenemos”.

Esta verdad nos obliga a cultivarla -en nosotros mismos y en el ambiente donde actuamos- para que el temor a sus excesos no termine por sepultarnos en diversas formas de esclavitud.

Tal vez usted conoce la canción “Yo te nombro, libertad”.

Surgió en ambientes de la oposición chilena, pero tiene vigencia universal: si valió para Chile y la Argentina, vale también para China y tantos otros países sometidos.

Aquí van algunas de sus estrofas: “Por el pájaro enjaulado,/ por el pez en la pecera,/ por mi amigo que está preso /porque ha dicho lo que piensa. / Por las flores arrancadas, /por la hierba pisoteada, / por los árboles talados, / por los cuerpos torturados: yo te nombro, Libertad.

Por los dientes apretados, / por la rabia contenida, / por el nudo en la garganta, / por las bocas que no cantan; / por el beso clandestino, / por el verso censurado, / por el joven esquilado, / por los nombres prohibidos: yo te nombro, Libertad”.

¡Hasta mañana!