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La prédica misional de la beata Ana María Taboada

19/11/2016 19:19 Viceversa
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La prédica misional de la beata Ana María Taboada La prédica misional de la beata Ana María Taboada

La fundación de la Casa Belén no

fue un hecho aislado casual, tampoco lo

fue el nacimiento y el ensueño que tuvo

Ana María Taboada hacia principios del

siglo XIX, sino que responde a esa sucesión

histórica que hace de Santiago del

Estero una tierra señalada en la catolicidad

y en la nacionalidad argentina.

La Casa Belén es considerada como

el último gran jalón entre las fundaciones

espirituales que aquí se promovieron

durante tres siglos.

La historia señala que después de la

fundación de la ciudad de Santiago del

Estero, se vivió una larga gesta de ascensos

y descensos, todo unido por un

hilo conductor, que es la prédica del

pensamiento ignaciano, que culmina

con la obra de Belén, con el propósito de

dar vida en este viejo solar un servicio

en el nombre de la Compañía de Jesús.

Primeros indicios

Fue desde 1585 cuando se afincan

en Santiago los primeros religiosos de

la Compañía de Jesús, los padres Alonso

de Barzana, Francisco de Angulo y el

hermano Juan de Villegas. En ese entonces,

estaba en Santiago establecida

la primera Diócesis del país desde

1570, y el primer obispo de la Argentina,

asentado 11 años después, en la persona

de Fray Francisco de Vitoria.

Con los años, urgía a realizar una acción

extraordinaria, María Antonia de

Paz y Figueroa, con un sentido misional

que reivindica a Santiago históricamente.

Consigna el historiador Alén Lascano,

que don Felipe Matías Ibarra se había

casado con María Antonia de Paz y

Figueroa, y de ese hogar nació el brigadier

general Juan Felipe Ibarra, en 1787.

Ana María Taboada “del Niños Jesús”,

como se llamó en la vida religiosa,

era hija de don Ramón Antonio Taboada

y de doña Francisca Luisa de Paz y

Figueroa, y vino al mundo en 1788.

Quedaba vivo en ese entonces el recuerdo

de María Antonia de Paz y Figueroa

y de su empeño por la reconstrucción

ignaciana, por su retorno a

estas tierras, por la continuidad de su

obra misional. Ana María Taboada se

propuso reiterarlo cuando se sintió con

fuerzas seguras de su llamado interior.

Por los caminos

Ana María estuvo angustiada por las

guerras civiles y convulsiones sociales

vividas en ese entonces, pero también

convencida en la necesidad de mitigarlas.

Enseñó, mendigó, oró y recorrió los

caminos desde Potosí hasta Buenos Aires

y luego hasta Montevideo. Tuvo la

guía directriz del presbítero Felipe Ferrando

y la proyección de Juan José Lami.

Con la donación de material del solar,

fundó así la Casa de Belén, un 25 de

diciembre de 1821, bajo la leyenda de su

pórtico inicial: “Casa de Dios y Puerta

del Cielo”, en el predio de una manzana

ubicado entre las calles Rivadavia y

Leandro Alem.

Así, la beata Taboada edificó su Casa

de ejercicios, levantó una capilla pública

y organizó un claustro con el nombre

de “Madres de Belén” y los hábitos de la

compañía de Jesús.

En 1823 secundaban a Ana María

Taboada las hermanas Juana María y

María Antonia Paz, quedando esta última

al cuidado de Belén, cuando debía

partir en labor evangélica por las provincias

de la Confederación.

Predicó siempre con la imagen del

“Niño Viajero” y llevaba como prédica

dar los ejercicios espirituales de San Ignacio

para luego dar lugar al funcionamiento

de la escuela, para la educación

de la juventud en especial de la niñez

pobre, que fue la primera con ese carácter

en Santiago. Su objetivo era, dice

Orestes Di Lullo de Belén, “entre conventual,

escolar y laboral”.

Hacia 1886, llegaron luego las hermanas

Esclavas del Sagrado Corazón de

Jesús, para hacerse cago de la dirección

de Belén, ante el peligro de su desaparición

de las últimas compañeras de la

madre Taboada.

Ana María Taboada murió un 14 de

marzo de 1852. Su congregación quedó

constituida luego de su desaparición,

el 14 de mayo de ese mismo año, con la

presencia del vicario Dr. Miguel Ignacio

de Alurralde, y bajo el nombre de “Señoras

del Niño Jesús” que conservaron

hasta 1884.

Sus sobrinos, el gobernador Manuel

Taboada y su hermano don Antonino,

ambos hijos de Leandro Taboada,

hermano de Sor Ana María y su esposa

doña Agueda Ibarra, hermana de don

Juan Felipe, protagonizaban en 1852

una nueva época política que quedará

en el recuerdo para la provincia. l

Fuentes consultadas

Templos y fiestas religiosas-populares en

Santiago del Estero, 1960; La instrucción primaria

y el Colegio Nacional de Santiago del Estero,

de Alfredo Gargaro, 1944; Los Taboada, de Gaspar

Taboada, 1953.

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