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EL LIBERAL . Viceversa

Plasmar ideas a través de la palabra

03/12/2016 21:23 Viceversa
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Plasmar ideas a través de la palabra Plasmar ideas a través de la palabra

Me tocó la enorme responsabilidad

de presentar un libro de una

persona que ha abandonado este

mundo y además, un amigo muy

apreciado por su sencillez, por su

hombría de bien, por su generosidad.

Y he aceptado este desafío en

homenaje a estas virtudes que siempre

han engalanado su vida.

Víctor Manuel Paz,

“Mañuco”

Entre los principales antecedentes

literarios de Víctor Manuel Paz

tenemos la presentación de la obra

musical que le pertenece “María Antonia

de la Paz y Figueroa: Mama

Antula” en abril de 1995 en el museo

de Ciencias Antropológicas y

Naturales. En 1996 dicha obra fue

seleccionada por el Instituto Nacional

de Cine y Artes Visuales, que fue

presentada por el autor en diversas

localidades.

En septiembre de 2003 Víctor

Manuel Paz obtuvo el Segundo Premio

del Concurso de Cuentos “Madre

de Ciudades” auspiciado por el

Diario EL LIBERAL y la Sociedad

Argentina de Escritores, con su obra

“Camino de Esperanza”. En octubre

de 2003 ganó la primera mención

en el concurso de poesía de la

Sociedad Argentina de Artes y Ciencias

(Salac) y Biblioteca Popular

Joaquín V. González con su poema

“Shalaco”. Desde 1998 tuvo la conducción

compartida con su esposa

Ilda Margarita Juárez de Paz el

programa “Nosotros los Santiagueños”

que se emite desde Radio Nacional

todos los sábados de 17 a 18

horas, desde hace 18 años. Fue autor

y compositor de numerosos temas

folclóricos.

En las primeras páginas de este

libro en el título “Victor Manuel Paz,

un escritor” el autor o la autora del

capítulo nos dice: “Mañuco Paz nos

entrega este trabajo que, como veremos,

se trata de reflexiones que

fueron leídas en los micrófonos de

LRA 21 Radio Nacional Filial Santiago

del Estero los días sábados a

la hora del mate desde el programa

“Nosotros los Santiagueños” durante

17 años”. Una gran tarea. No

es sencillo manejarse con el micrófono

y tener que llenar un programa

hablando, sin equivocarse, sin

aburrir, buscando incesantemente

temas de interés, de curiosidad,

de cultura, donde no se permite que

haya baches de ninguna clase.

Y como él no está vamos a dejar

que exprese lo que habría opinado

si estuviera presente. En el capítulo

“Palabras del autor” que en cierto

modo justifica la existencia de este

libro. Mañuco dice: “Las palabras

son los elementos con los cuales me

manejo. Trato de darle a cada una

su propiedad dentro del entorno en

el cual he previsto sean parte del todo

y donde atadas formen la idea

desarrollada. Y finalmente me sienta:

en este caso, justificado en el,

sentimiento logrado. Algo que me

transmita seguridad, una paz interior.

De eso se trata. Cuando uno

escribe, quiere dejar plasmada una

idea a través de la palabra.

Las palabras tienen su valor:

siempre dicen algo. A veces los escritores

encontramos las palabras

y podemos desarrollar ideas” y a

esto yo añadiría: a veces no. Y tenemos

una lucha tremenda con la página

en blanco. O con la página escrita

que no sabemos que dejar y

que tachar, sobre todo cuando somos

exigentes con nosotros mismos.

Y rehacemos una frase o una

idea hasta el cansancio, borroneando

borradores. Y aquí me viene a

la memoria lo que me decía Jorge

Washington ábalos cuando me hacía

observaciones sobre mi prosa.

Tache lo que piense que tiene que

tachar en la primera lectura, cuando

se dio cuenta de los errores, porque

después el lector se enamora de su

propia prosa y le cuesta mucho corregir

y directamente queda el error.

Y sigamos recorriendo lo que

las palabras significan para Manuel.

“Todos tenemos la misión

de concretar sueños, si no qué sería

de nosotros. De no hacerlo ¿Cómo

tendríamos la evidencia de estar

vivos?. La vida sería una sucesión

de hechos, en los cuales nos dejamos

estar, llevados por las circunstancias,

donde poco podemos

hacer aún cuando creemos ser los

mentores de la situación”. Y finaliza

diciendo en una nota de mayo

de 2016: “Cada uno de nosotros

viene con sus armas. Yo tengo

las palabras que siempre serán

pocas cuando vengan por mí”. Fíjense

en esta frase premonitoria: las

palabras siempre serán pocas cuando

terminemos nuestra vida. Allí se

terminaron las palabras, allí se cierra

el lenguaje al intelecto

Y nunca más se proferirá ninguna.

Esto lo escribió en mayo y falleció

el 4 de junio.

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