Plasmar ideas a través de la palabra Plasmar ideas a través de la palabra
de presentar un libro de una
persona que ha abandonado este
mundo y además, un amigo muy
apreciado por su sencillez, por su
hombría de bien, por su generosidad.
Y he aceptado este desafío en
homenaje a estas virtudes que siempre
han engalanado su vida.
Víctor Manuel Paz,
“Mañuco”
Entre los principales antecedentes
literarios de Víctor Manuel Paz
tenemos la presentación de la obra
musical que le pertenece “María Antonia
de la Paz y Figueroa: Mama
Antula” en abril de 1995 en el museo
de Ciencias Antropológicas y
Naturales. En 1996 dicha obra fue
seleccionada por el Instituto Nacional
de Cine y Artes Visuales, que fue
presentada por el autor en diversas
localidades.
En septiembre de 2003 Víctor
Manuel Paz obtuvo el Segundo Premio
del Concurso de Cuentos “Madre
de Ciudades” auspiciado por el
Diario EL LIBERAL y la Sociedad
Argentina de Escritores, con su obra
“Camino de Esperanza”. En octubre
de 2003 ganó la primera mención
en el concurso de poesía de la
Sociedad Argentina de Artes y Ciencias
(Salac) y Biblioteca Popular
Joaquín V. González con su poema
“Shalaco”. Desde 1998 tuvo la conducción
compartida con su esposa
Ilda Margarita Juárez de Paz el
programa “Nosotros los Santiagueños”
que se emite desde Radio Nacional
todos los sábados de 17 a 18
horas, desde hace 18 años. Fue autor
y compositor de numerosos temas
folclóricos.
En las primeras páginas de este
libro en el título “Victor Manuel Paz,
un escritor” el autor o la autora del
capítulo nos dice: “Mañuco Paz nos
entrega este trabajo que, como veremos,
se trata de reflexiones que
fueron leídas en los micrófonos de
LRA 21 Radio Nacional Filial Santiago
del Estero los días sábados a
la hora del mate desde el programa
“Nosotros los Santiagueños” durante
17 años”. Una gran tarea. No
es sencillo manejarse con el micrófono
y tener que llenar un programa
hablando, sin equivocarse, sin
aburrir, buscando incesantemente
temas de interés, de curiosidad,
de cultura, donde no se permite que
haya baches de ninguna clase.
Y como él no está vamos a dejar
que exprese lo que habría opinado
si estuviera presente. En el capítulo
“Palabras del autor” que en cierto
modo justifica la existencia de este
libro. Mañuco dice: “Las palabras
son los elementos con los cuales me
manejo. Trato de darle a cada una
su propiedad dentro del entorno en
el cual he previsto sean parte del todo
y donde atadas formen la idea
desarrollada. Y finalmente me sienta:
en este caso, justificado en el,
sentimiento logrado. Algo que me
transmita seguridad, una paz interior.
De eso se trata. Cuando uno
escribe, quiere dejar plasmada una
idea a través de la palabra.
Las palabras tienen su valor:
siempre dicen algo. A veces los escritores
encontramos las palabras
y podemos desarrollar ideas” y a
esto yo añadiría: a veces no. Y tenemos
una lucha tremenda con la página
en blanco. O con la página escrita
que no sabemos que dejar y
que tachar, sobre todo cuando somos
exigentes con nosotros mismos.
Y rehacemos una frase o una
idea hasta el cansancio, borroneando
borradores. Y aquí me viene a
la memoria lo que me decía Jorge
Washington ábalos cuando me hacía
observaciones sobre mi prosa.
Tache lo que piense que tiene que
tachar en la primera lectura, cuando
se dio cuenta de los errores, porque
después el lector se enamora de su
propia prosa y le cuesta mucho corregir
y directamente queda el error.
Y sigamos recorriendo lo que
las palabras significan para Manuel.
“Todos tenemos la misión
de concretar sueños, si no qué sería
de nosotros. De no hacerlo ¿Cómo
tendríamos la evidencia de estar
vivos?. La vida sería una sucesión
de hechos, en los cuales nos dejamos
estar, llevados por las circunstancias,
donde poco podemos
hacer aún cuando creemos ser los
mentores de la situación”. Y finaliza
diciendo en una nota de mayo
de 2016: “Cada uno de nosotros
viene con sus armas. Yo tengo
las palabras que siempre serán
pocas cuando vengan por mí”. Fíjense
en esta frase premonitoria: las
palabras siempre serán pocas cuando
terminemos nuestra vida. Allí se
terminaron las palabras, allí se cierra
el lenguaje al intelecto
Y nunca más se proferirá ninguna.
Esto lo escribió en mayo y falleció
el 4 de junio.