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EL LIBERAL . El Evangelio

Evangelio según San Mateo 11,28-30.

07/12/2016 00:31 El Evangelio
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Evangelio según San Mateo 11,28-30. Evangelio según San Mateo 11,28-30.

Jesús tomó la palabra y

dijo:

“Vengan a mí todos los

que están afligidos y agobiados,

y yo los aliviaré.

Carguen sobre ustedes mi

yugo y aprendan de mí, porque

soy paciente y humilde

de corazón, y así encontrarán

alivio.

Porque mi yugo es suave

y mi carga liviana.”

Comentario

¿De qué estás cansado/a?

¿Del ritmo de vida que llevas?

¿De esa relación personal

que no termina de arreglarse?

¿De la falta de comprensión

que los demás tienen hacia

ti? ¿De las estructuras injustas

sociales que te impiden

realizarte y oprimen a

muchos? ¿De que las cosas

no salen como quisieras? ¿De

que no te hacen caso? ¿Cansado

de vivir? ¿De qué estás

cansado? Piénsalo y exprésalo

con sinceridad, sin autoengaños

ni censuras. Escúchate

y desahógate con el

Señor en la oración de hoy,

porque el Señor, a través de

su Palabra, te hace una invitación

muy concreta: ¡ven y

descansa!

Por un lado, el personaje

de esta segunda semana de

Adviento, el profeta Isaías,

nos dice: “él da fuerza al cansado,

acrecienta el vigor del

inválido; se cansan los muchachos,

se fatigan, los jóvenes

tropiezan y vacilan; pero

los que esperan en el Señor

renuevan sus fuerzas, echan

alas como las águilas, corren

sin cansarse, marchan sin fatigarse”.

Y el Evangelio refuerza

esta invitación con el

imperativo que Mateo pone

en boca de Jesús: “Venid a mí

todos los que estáis cansados

y agobiados, y yo os aliviaré”.

Está muy claro, la invitación

es que hoy encuentres

algún momento de paz,

en medio de tus rutinas diarias,

para orar descansando;

para abrir tu corazón a Jesús

y enseñarle todos tus cansancios

existenciales que no

te dejan vivir, que te restan

energías y te quitan alegría.

Para dejar que la fuerza de la

Gracia que nos llega a través

del Espíritu Santo, reponga

tus fuerzas, toque tus heridas,

alivie tus cargas. Déjate

querer por el Señor, descansa

en él, para un poco. Sin

prisas, sin correr, sin ansiedad.

Su acción es lenta, pero

segura, reparadora. Sólo

hay que dejarse hacer, ponte

a tiro.

No sé si San Ambrosio encontró

espacios para descansar

en el Señor, seguro

que sí, pues una vida tan

activa y con tanta intensidad

no es posible vivirla sin pequeños

oasis de paz que repongan

las fuerzas. Que este

obispo y pastoralista que supo

ganarse el corazón de su

pueblo y gran estudioso y defensor

de la fe interceda hoy

por nosotros.

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