Una relación deteriorada Una relación deteriorada
La relación con la potencia asiática vino descomponiéndose a lo largo de la campaña electoral en la cual el entonces postulante republicano prometió imponer aranceles de 45 por ciento a los productos importados de ese país. Una sanción similar, pero un poco más baja, de 35% había asegurado, también, para las mercaderías mexicanas, el otro país con el cual se muestra obsesionado. Según la narrativa del presidente electo, las empresas norteamericanas radicadas en el gigante comunista por el proceso de relocalización en busca de bajas de costos, debe revertirse y regresar todas ellas a EE.UU. No hay un acuerdo entre esas corporaciones detrás de esa propuesta debido a la baja de costos salariales que ofrece Asia y previsibilidad. La iniciativa, además, es insustentable porque desde ese lado del mundo Norteamérica trae insumos claves que si son arancelados impactarían en los precios internos y en la inflación.