La Providencia Divina La Providencia Divina
porque muchas veces he visto que hay angustia,
tristeza, preocupaciones. A veces el ser humano
le falta algo para llegar a confiar en nuestro Dios
y abandonarse en él, para que pueda actuar y
ayudarnos.
La Providencia Divina es el medio por y a
través del cual Dios gobierna todas las cosas en
el universo. La doctrina de la Providencia Divina
afirma que Dios está en control absoluto de
todas las cosas. Esto incluye al universo en su
totalidad (Salmo 103:19), el mundo físico (Mateo
5:45), los asuntos de las naciones (Salmo
6:7), el nacimiento del ser humano y su destino
(Gálatas 1:15), los éxitos y los fracasos humanos
(Lucas 1:52), y la protección de Su pueblo (Salmo
4:8).
Dios ha creado el mundo y nos quiere dejar
ese mundo sin preocuparse. Por eso la Providencia
da esa sensibilidad… Dios hace todo, pero
necesita nuestra colaboración.
No podemos decir que Dios ha creado el
mundo y nos lo ha confiado y nos ha abandonado.
Esto no es así. Dios actúa y da la posibilidad
de que lleguemos a realizar todo lo que tenemos
como proyecto, pero la intervención o Providencia
de Dios no está para quitarnos la libertar.
Tenemos esa libertad de los hijos de Dios.
Más bien la Providencia Divina es lo que nos
permite hacer uso de esa libertad correctamente.
Tenemos que confiar en la Providencia.
La confianza en Dios dispone a la bienaventuranza
de los pobres, porque ellos verán a
Dios. El Evangelio de este domingo habla de las
bienaventuranzas. Cuando hablamos de pobre
nos referimos al que no tiene nada, pero tiene
todo con Dios, que da todo.
Por eso no debemos pensar que Dios no está
preocupado por lo que vivimos. Jesús nos pide
el abandono filial en la providencia del Padre
celestial (“No anden, pues, preocupados diciendo:
¿qué vamos a comer? ¿Qué vamos a beber?
Ya sabe vuestro Padre celestial que tienen necesidad
de todo eso. Busquen primero su Reino y
su justicia, y todas esas cosas se los darán por
añadidura”. (Mt 6, 31-33).
Cuántas veces hemos pedido en el Padrenuestro,
ya que decimos “danos hoy nuestro
pan de cada día”. Hay que colaborar y no sólo
decir la frase sin hacer nada. El Padre que nos
da la vida no puede dejar de darnos el alimento
necesario de ella, todos los bienes convenientes,
materiales y espirituales. Por eso no nos impone
ninguna actividad, sino que quiere librarnos
de toda inquietud agobiante y preocupación.
Así es el abandono filial de los hijos de Dios.
Cristo siempre ha vivido la Providencia de su
Padre, siempre está en comunicación con él para
que recibamos lo que necesitamos. Los santos
de la Iglesia han vivido de esta Providencia
de Dios.
La santa Madre Teresa de Calcuta, cuando
un periodista le preguntó cómo iba a hacer para
dar de comer a tanta gente, contestó “Dios proveerá”.
No tenemos nada, Dios tiene todo y nos da
para que podamos dar.
Hoy no debemos preocuparnos mucho de lo
que hay, pero no vivir sin hacer nada. Hay que
orar y actuar.
Pidamos al Dios de la Providencia para que
dé a cada uno lo que necesite realmente; quizás
no sea algo material, sino espiritual. Tal vez necesitamos
algo adentro para vivir bien. Pidamos
a nuestra Madre, que siempre ha vivido ese espíritu
de Dios providente, que nos ayude para
que siempre podamos abandonarnos y entregar
todo a nuestro Dios; para que lo que recibimos
vivamos esa Providencia entre nosotros; para
que no le falte a nadie; para que el Reino de Dios
sea de justicia y paz; para que podamos vivir felices,
como hijos e hijas de Dios.