Dolar Oficial: - Dolar Blue:- Dolar CCL:- Dolar Bolsa: - Dolar Mayorista: -

EL LIBERAL . El Evangelio

Evangelio según San Marcos 5,21-43.

30/01/2017 21:56 El Evangelio
Escuchar:

Evangelio según San Marcos 5,21-43. Evangelio según San Marcos 5,21-43.

Cuando Jesús regresó

en la barca a la otra orilla,

una gran multitud se reunió

a su alrededor, y él se quedó

junto al mar.

Entonces llegó uno de

los jefes de la sinagoga, llamado

Jairo, y al verlo, se

arrojó a sus pies, rogándole

con insistencia: ‘Mi hijita

se está muriendo; ven a imponerle

las manos, para que

se cure y viva’.

Jesús fue con él y lo seguía

una gran multitud que

lo apretaba por todos lados.

Se encontraba allí una

mujer que desde hacía doce

años padecía de hemorragias.

Había sufrido mucho en

manos de numerosos médicos

y gastado todos sus

b i e n e s s i n re s u l t a d o ; a l

contrario, cada vez estaba

peor.

Como había oído hablar

de Jesús, se le acercó por

detrás, entre la multitud, y

tocó su manto, porque pensaba:

‘Con sólo tocar su

manto quedaré curada’.

Inmediatamente cesó la

hemorragia, y ella sintió en

su cuerpo que estaba curada

de su mal.

Jesús se dio cuenta en

seguida de la fuerza que había

salido de él, se dio vuelta

y, dirigiéndose a la multitud,

preguntó: ‘¿Quién tocó

mi manto?’

Sus discípulos le dijeron:

‘¿Ves que la gente te aprieta

por todas partes y preguntas

quién te ha tocado?’

Pero él seguía mirando a

su alrededor, para ver quién

había sido.

Entonces la mujer, muy

asustada y temblando, porque

sabía bien lo que le había

ocurrido, fue a arrojarse

a sus pies y le confesó toda

la verdad.

Jesús le dijo: ‘Hija, tu fe

te ha salvado. Vete en paz,

y queda curada de tu enfermedad’.

Todavía estaba hablando,

cuando llegaron unas

personas de la casa del jefe

de la sinagoga y le dijeron:

‘Tu hija ya murió; ¿para

qué vas a seguir molestando

al Maestro?’.

Pero Jesús, sin tener en

cuenta esas palabras, dijo

al jefe de la sinagoga: ‘No

temas, basta que creas’.

Y sin permitir que nadie

lo acompañara, excepto Pedro,

Santiago y Juan, el hermano

de Santiago, fue a casa

del jefe de la sinagoga.

Allí vio un gran alboroto, y

gente que lloraba y gritaba.

Al entrar, les dijo: ‘¿Por

qué se alborotan y lloran?

La niña no está muerta, sino

que duerme’.

Y se burlaban de él. Pero

Jesús hizo salir a todos,

y tomando consigo al padre

y a la madre de la niña, y a

los que venían con él, entró

donde ella estaba.

La tomó de la mano y le

dijo: ‘Talitá kum’, que significa:

‘¡Niña, yo te lo ordeno,

levántate’.

En seguida la niña, que

ya tenía doce años, se levantó

y comenzó a caminar.

Ellos, entonces, se llenaron

de asombro, y él les mandó

insistentemente que nadie

se enterara de lo sucedido.

Después dijo que le dieran

de comer.

Comentario

Incluso para resucitar a

los muertos, el Señor no se

contenta con actuar con su

palabra que contiene el poder

de Dios. Como cooperadora,

por decirlo de alguna

manera, toma a su propia

carne para demostrar que

tiene el poder de dar la vida

y para manifestar la divinidad

en la carne. Esto sucedió

cuando curó a la hija

del jefe de la sinagoga. Diciéndole:

-Niña, levántate!-

la tomó de la mano. Como

Dios, le dio la vida por

una orden todopoderosa, y

también le dio la vida por el

contacto con su propia carne,

testimoniando así que

en su cuerpo y en su palabra

reside un mismo poder

divino que obra en el mundo.

También, cuando llegó a

una ciudad que se llamaba

Naïm donde se llevaba a enterrar

a un joven, hijo único

de una viuda, tocó el ataúd

diciendo: ‘Joven, a ti te lo digo:

levántate!’ (Lc 7,13-17).

Así que no sólo confiere

a su palabra el poder de

resucitar a los muertos sino

que, para mostrar que

su cuerpo es fuente de vida,

toca a los muertos y por

su carne les infunde nueva

vida a los cadáveres. Si

el sólo contacto con su carne

sagrada vuelve la vida a

los cuerpos en descomposición

¡cuánto provecho no

encontraremos en la eucaristía,

fuente de vida, cuando

nos alimentamos de ella!

El transformará en si misma,

en su inmor talidad, a

los que participan en ella.

Lo que debes saber
Lo más leído hoy