Dolar Oficial: - Dolar Blue:- Dolar CCL:- Dolar Bolsa: - Dolar Mayorista: -

EL LIBERAL . El Evangelio

Evangelio según San Marcos 6,14-29.

02/02/2017 21:49 El Evangelio
Escuchar:

Evangelio según San Marcos 6,14-29. Evangelio según San Marcos 6,14-29.

El rey Herodes oyó hablar

de Jesús, porque su fama

se había extendido por

todas partes. Algunos decían:

“Juan el Bautista ha resucitado,

y por eso se manifiestan

en él poderes milagrosos”.

Ot ros a f i rmaba n : “Es

Elías”. Y otros: “Es un profeta

como los antiguos”.

Pero Herodes, al oír todo

esto, decía: “Este hombre

es Juan, a quien yo mandé

decapitar y que ha resucitado”.

Herodes, en efecto, había

hecho arrestar y encarcelar

a Juan a causa de Herodías,

la mujer de su hermano

Felipe, con la que se

había casado.

Porque Juan decía a Herodes:

“No te es lícito tener

a la mujer de tu hermano”.

Herodías odiaba a Juan

e intentaba matarlo, pero

no podía, porque Herodes

lo respetaba, sabiendo que

era un hombre justo y santo,

y lo protegía. Cuando lo

oía quedaba perplejo, pero

lo escuchaba con gusto.

Un día se presentó la

ocasión favorable. Herodes

festejaba su cumpleaños,

ofreciendo un banquete

a sus dignatarios, a sus

oficiales y a los notables de

Galilea.

La hija de Herodías salió

a bailar, y agradó tanto

a Herodes y a sus convidados,

que el rey dijo a la joven:

“Pídeme lo que quieras

y te lo daré”.

Y le aseguró bajo juramento:

“Te daré cualquier

cosa que me pidas, aunque

sea la mitad de mi reino”.

Ella fue a preguntar a su

madre: “¿Qué debo pedirle?”.

“La cabeza de Juan el

Bautista”, respondió esta.

La joven volvió rápidamente

a donde estaba el

rey y le hizo este pedido:

“Quiero que me traigas ahora

mismo, sobre una bandeja,

la cabeza de Juan el Bautista”.

El rey se entristeció mucho,

pero a causa de su juramento,

y por los convidados,

no quiso contrariarla.

Enseguida mandó a un

guardia que trajera la cabeza

de Juan.

El guardia fue a la cárcel

y le cortó la cabeza. Después

la trajo sobre una bandeja,

la entregó a la joven y

esta se la dio a su madre.

Cuando los discípulos de

Juan lo supieron, fueron a

recoger el cadáver y lo sepultaron.

Comentario

No cabe ninguna duda de

que San Juan Bautista sufrió

prisión por nuestro Redentor,

a quien precedía con

su testimonio, y que por él

dio su vida. Porque aunque

su perseguidor no le exigió

negar a Cristo, sí le exigió

que callase la verdad, y es

por esto que murió por Cristo.

En efecto, Cristo mismo

dijo: “Yo soy la verdad”

(Jn 14,6). Puesto que derramó

su sangre por la verdad,

ciertamente la derramó por

Cristo. Con su nacimiento,

Juan testimonió que Cristo

iba a nacer; con su predicación

testimonió que Cristo

iba a predicar, y con su bautismo,

que iba a bautizar. Al

sufrir su pasión, significaba

que Cristo también debía

sufrirla...

Este hombre tan grande

llegó pues al término de su

vida derramando su sangre

después de una larga y penosa

cautividad. Habiendo

anunciado la buena nueva

de la libertad de una paz superior,

fue arrojado en prisión

por unos impíos. Fue

encerrado en la lobreguez

de un calabozo el que había

venido a dar testimonio

de la luz... En su propia sangre

es bautizado el que tuvo

el honroso encargo de bautizar

al Redentor del mundo,

de escuchar la voz del Padre

dirigida a Cristo, y ver descender

sobre él la gracia del

Espíritu Santo.

Ya lo dijo el apóstol Pablo:

“A vosotros se os ha

dado la gracia de creer en

Jesucristo y aún de padecer

por él” (Flp 1,29). Y si dice

que sufrir por Cristo es

un don que éste concede

a sus elegidos, es porque,

tal como dice en otro lugar:

“Considero que los trabajos

de ahora no pesan lo que la

gloria que un día se nos descubrirá”

(Rm 8,18).

Lo que debes saber
Lo más leído hoy