¿Problemas, yo?

Hay libros pequeños en su formato, pero de grandes contenidos, que se leen de un tirón y, al terminarlos, siguen dando ganas de empezar de nuevo. “¿Problemas, yo?” es uno de ellos y pertenece al reconocido escritor Carlos Joaquín Durán. Está pensando para adolescentes y pone en boca de Dios algunas reflexiones plenas de amor. Van muestras: “Carne de mi corazón ardiendo, corazón mío: tu nave ya partió definitivamente del país de la infancia. Soltaste amarras y de pronto hay que hacerse al mar sin haber navegado jamás.

¡Te entiendo tanto! Eras... un niño en tierra. Pero ahora necesitas urgente saber la dirección del viento que te empuja, empuñar el timón, sortear las marejadas y borrascas, conocer las estrellas, hallar la buena pesca, llegar a continentes nuevos sin miedo a naufragar. Pero yo soy tu Dios, un Dios todo ternura y sé bastante sobre navegaciones. Espero que me invites para viajar contigo: yo necesito ser tu compañero porque te amo desde antes de antes. Seré tu timonel, tu pescador, tu viento, y por supuesto: voy a hacerme alimento de tu viaje. Estoy a tu servicio: haré todo por ti”.

“¿Acaso no sabías? Yo soy tu primavera. Crezco en todo lo que renace de la muerte. Todo lo que florece, florece para mí. Soy la vida, la altura, la novedad en las cosas. ¡Tu entusiasmo soy yo! Te necesito nuevo, alegre. Canto en tu piel; bendigo la Pascua de tu cuerpo. Cada pedazo tuyo es mi caligrafía. Cada sombra que nace, cada curva, cada lugar maduro, cada balcón de luz, cada rincón oscuro. Jardín en primavera: tú eres mi casa entre los hombres grises. Por eso ¿acaso no sabías? Yo soy tu primavera y quiero celebrar la Pascua de tu alma cantando en tu garganta”.

“Yo decidí al peral para que diera peras; yo convidé a volar a las palomas; yo te llamé persona: tú llevas la corona de todo lo viviente. Por eso estás llamado a ejecutar en el concierto de la vida. Tu vocación consiste en la raíz más honda de ti mismo: allí está el secreto de para qué fuiste creado. Estás llamado a construir mi reino. Busco dentro de ti con silencio y respeto lo que te es más grato hacer. Eso que más te alegra, eso que te es sencillo, y sigue atentamente las pisadas del sendero que desemboca en el camino de la vida”.

¡Hasta mañana!