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EL LIBERAL . Padre Seschi

Misericordia y alegría

03/03/2017 01:17 Padre Seschi
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Misericordia y alegría Misericordia y alegría

¡Buenos días!

Damos un pasito más

en la lectura de la Carta

apostólica “Misericordia

et misera” (Misericordia y

miseria) del papa Francisco

(20.9.16).

“Cuánta alegría ha brotado

en el corazón de estas

dos mujeres, la adúltera y

la pecadora.

El perdón ha hecho que

se sintieran al fin más libres

y felices que nunca.

Las lágrimas de vergüenza

y de dolor se han transformado

en la sonrisa de

quien se sabe amado.

La misericordia suscita

alegría porque el corazón

se abre a la esperanza de

una vida nueva. La alegría

del perdón es difícil de expresar,

pero se transparenta

en nosotros cada vez que

la experimentamos.

En su origen está el

amor con el cual Dios viene

a nuestro encuentro,

rompiendo el círculo del

egoísmo que nos envuelve,

para hacernos también a

nosotros instrumentos de

misericordia (...).

En una cultura frecuentemente

dominada por la

técnica, se multiplican las

formas de tristeza y soledad

en las que caen las personas,

entre ellas muchos

jóvenes.

En efecto, el futuro parece

estar en manos de la

incertidumbre que impide

tener estabilidad.

De ahí surgen a menudo

sentimientos de melancolía,

tristeza y aburrimiento

que lentamente

pueden conducir a la desesperación.

Se necesitan testigos de

la esperanza y de la verdadera

alegría para deshacer

las quimeras que prometen

una felicidad fácil con

paraísos artificiales.

El vacío profundo de

muchos puede ser colmado

por la esperanza que

llevamos en el corazón y

por la alegría que brota de

ella. Hay mucha necesidad

de reconocer la alegría que

se revela en el corazón que

ha sido tocado por la misericordia.

Hagamos nuestras,

por tanto, las palabras del

Apóstol: “Estén siempre

alegres en el Señor” (Flp

4,4) (n.3).

“Hemos celebrado un

año intenso, en el que la

gracia de la misericordia se

nos ha dado en abundancia.

Como un viento impetuoso

y saludable, la bondad

y la misericordia sean

expandidas por el mundo

entero. Y delante de esta

mirada amorosa de Dios,

que de manera tan prolongada

sea posado sobre cada

uno de nosotros, no podemos

permanecer indiferentes,

porque ella nos

cambia la vida”. (n.4).

¡Hasta mañana!.?

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