Misericordia y alegría Misericordia y alegría
Damos un pasito más
en la lectura de la Carta
apostólica “Misericordia
et misera” (Misericordia y
miseria) del papa Francisco
(20.9.16).
“Cuánta alegría ha brotado
en el corazón de estas
dos mujeres, la adúltera y
la pecadora.
El perdón ha hecho que
se sintieran al fin más libres
y felices que nunca.
Las lágrimas de vergüenza
y de dolor se han transformado
en la sonrisa de
quien se sabe amado.
La misericordia suscita
alegría porque el corazón
se abre a la esperanza de
una vida nueva. La alegría
del perdón es difícil de expresar,
pero se transparenta
en nosotros cada vez que
la experimentamos.
En su origen está el
amor con el cual Dios viene
a nuestro encuentro,
rompiendo el círculo del
egoísmo que nos envuelve,
para hacernos también a
nosotros instrumentos de
misericordia (...).
En una cultura frecuentemente
dominada por la
técnica, se multiplican las
formas de tristeza y soledad
en las que caen las personas,
entre ellas muchos
jóvenes.
En efecto, el futuro parece
estar en manos de la
incertidumbre que impide
tener estabilidad.
De ahí surgen a menudo
sentimientos de melancolía,
tristeza y aburrimiento
que lentamente
pueden conducir a la desesperación.
Se necesitan testigos de
la esperanza y de la verdadera
alegría para deshacer
las quimeras que prometen
una felicidad fácil con
paraísos artificiales.
El vacío profundo de
muchos puede ser colmado
por la esperanza que
llevamos en el corazón y
por la alegría que brota de
ella. Hay mucha necesidad
de reconocer la alegría que
se revela en el corazón que
ha sido tocado por la misericordia.
Hagamos nuestras,
por tanto, las palabras del
Apóstol: “Estén siempre
alegres en el Señor” (Flp
4,4) (n.3).
“Hemos celebrado un
año intenso, en el que la
gracia de la misericordia se
nos ha dado en abundancia.
Como un viento impetuoso
y saludable, la bondad
y la misericordia sean
expandidas por el mundo
entero. Y delante de esta
mirada amorosa de Dios,
que de manera tan prolongada
sea posado sobre cada
uno de nosotros, no podemos
permanecer indiferentes,
porque ella nos
cambia la vida”. (n.4).
¡Hasta mañana!.?