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EL LIBERAL . El Evangelio

Evangelio según San Mateo 9,14-15.

03/03/2017 01:18 El Evangelio
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Evangelio según San Mateo 9,14-15. Evangelio según San Mateo 9,14-15.

Se acercaron a Jesús

los discípulos de Juan y le

dijeron: “¿Por qué tus discípulos

no ayunan, como

lo hacemos nosotros y los

fariseos?”.

Jesús les respondió:

“¿Acaso los amigos del

esposo pueden estar tristes

mientras el esposo

está con ellos? Llegará el

momento en que el esposo

les será quitado, y entonces

ayunarán”.

Comentario

El ayuno no es un concepto

incomprensible en

nuestra cultura.

Todos entendemos lo

que significa; ayunar para

realizar una dieta de

adelgazamiento por motivos

estéticos, de salud o

deportivos, es una práctica

que muchas personas

realizan.

Tampoco es un concepto

incomprensible en

el aspecto religioso: ayunar,

no sólo de alimentos,

sino de todo aquello que

me aleja de Dios: prácticas

o vicios que me esclavizan

y atontan como

el uso abusivo de la televisión,

de las tecnologías de

la comunicación, del juego,

la pornografía, etc.

Ayunar nos hace bien

espiritualmente y la Cuaresma

nos invita a ello.

Pero la Palabra de

Dios de hoy nos invita a

buscar un sentido más

profundo al ayuno: ¿para

qué ayunar? ¿Cuál es su

finalidad?

El profeta Isaías critica

el ayuno carente de

sentido: ¿Para qué ayunar,

si no haces caso?

El día de ayuno buscáis

vuestro interés. ¿Es ése

el ayuno que el Señor desea

para el día en que el

hombre se mortifica? ¿A

eso lo llamáis ayuno, día

agradable al Señor? Y

es que el ayuno religioso

que nace del orgullo, de

la concupiscencia espiritual,

es decir, de la vanagloria,

del puro perfeccionamiento,

del narcisismo

espiritual, es el ayuno que

critica el profeta y contra

el que nos previene la Palabra

de Dios.

Al ayuno religioso no

le puede faltar este elemento

fundamental: tiene

que producir beneficio en

los otros, tiene que tener

consecuencias positivas

para los demás, no ser un

ayuno de cuyos frutos sólo

yo me beneficio.

No es mera “gimnasia

espiritual”. Así lo explica

muy bien la primera lectura

de hoy: El ayuno que yo

quiero es éste: abrir las

prisiones injustas, hacer

saltar los cerrojos de los

cepos, dejar libres a los

oprimidos, romper todos

los cepos, partir tu pan

con el hambriento, hospedar

a los pobres sin techo,

vestir al que ves desnudo

y no cerrarte a tu

propia carne... Se trata de

las obras de misericordia,

a las que dedicamos tiempo

de reflexión y sensibilización

el año pasado año

en la Iglesia.

Por lo tanto, hoy en

la oración se nos invita a

pensar en el ayuno que

Dios quiere.

Por un lado ayunar de

todo aquello que te impida

ser más libre y por lo tanto

más receptivo a Dios,

pero sin olvidar el elemento

fundamental que

Dios quiere en el ayuno:

que beneficie a los demás.

Tu ayuno tiene que

repercutir en los demás,

hacer la vida más agradable,

más liberadora, tiene

que ser luz para los otros.

Pídele luz al Señor en

tu oración de hoy para

contestar a esta pregunta:

¿cuál es el ayuno que

tú quieres para mí Señor

en este tiempo de Cuaresma?

?

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