"Volar a todas partes, donde el dolor del prójimo nos llame"

La trayectoria histórica de una comunidad sienta sus bases en la herencia del pasado. Apreciar a quienes nos precedieron nos lleva a mirar con gratitud y con esperanza el futuro, porque sólo aquellos que valoran y cuidan lo que recibieron pueden sentir orgullo de ser herederos de un proyecto de vida. 200 años no separan del nacimiento de la heroína de la caridad….Mercedes, la mujer fuerte, que con tenacidad y fe, supo vencer los límites de una época y así, dejar para las próximas generaciones su legado: un ideal de amor, caridad y virtud, del cual hoy formamos parte.

Queremos compartir esta alegría con toda la comunidad, dar a conocer fragmentos de la vida de esta santiagueña nacida en Salavina en 1817.

Hija de Antonio Guerra, español y de doña Inés Contreras, santiagueña, la existencia de Mercedes es una constante imitación de la vida de Cristo.

La cruz y el dolor se posan sobre la vida de Mercedes desde su venida al mundo.

Cruz y dolor que serán sus compañeros de camino, pero sin embargo, no lograron doblegar la tenacidad que demostró desde muy pequeña.

La familia debe abandonar la tranquila Salavina debido a la convulsionada realidad de aquellos tiempos, donde los parentescos con determinados personajes relacionados con la vida militar y política, hacían peligrar la estabilidad económica y doméstica.

La muerte de doña Inés y la falta de escuelas para las niñas en la provincia deciden la partida hacia Córdoba. En Córdoba, la tristeza vuelve a enlutar a los Guerra. Fallece el padre, y ante la orfandad total, Tránsito y Mercedes, las más pequeñas, son educadas por Juana María, hermana mayor. Asisten al Colegio de las Huérfanas de Santa Teresa, único centro de educación femenina, en el cual los temas y ejercicios se centraban en artes, oficios y manualidades, ya que pretendían preparar a las niñas como jefas de familia y madres educadoras.

Las crónicas sobre la vida de la familia nos cuentan que las hermanas cosían y bordaban para el Ejército de la Patria. La fortaleza y la paciencia en Mercedes se fueron forjando desde la cuna. Su carácter probó la dureza que van dejando las situaciones conflictivas que provocan las ideologías políticas contrarias, la pérdida prematura de sus padres, el exilio, el quebranto económico y la necesidad de trabajar para subsistir. Las contrariedades serán un potencial que llevará a Mercedes a luchar incansablemente por lo que, años más tarde, será su gran proyecto de vida, mientras pasa sus años de juventud aprendiendo de la caridad franciscana.

Concurre al Hospital San Roque, donde fue testigo de esa asistencia práctica, inteligente, asidua, humanitaria y cristiana, como escribe Fray Contardo Miglioranza. "Teniendo contacto con los enfermos, Mercedes tocó con sus manos el tema del dolor, del mal, del sufrimiento, de la fragilidad humana, de la impotencia… y no solo de los dolores físicos, sino también de los morales y espirituales.

Estos enfermos necesitaban de todo, pero sobre todo necesitaban cariño y aliento". Mercedes fue madurando en su interior, las ideas y sentimientos que la llevarían un día a fundar una congregación que atendiera las necesidades humanas, que en aquellas épocas eran innumerables y clamaban al cielo por asistencia.