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EL LIBERAL . El Evangelio

Evangelio según San Mateo 17, 1-9

11/03/2017 22:23 El Evangelio
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Evangelio según San Mateo 17, 1-9 Evangelio según San Mateo 17, 1-9

Jesús lleva a tres discípulos, Pedro,

Santiago y Juan a una montaña alta. Es

clara la evocación del pasaje de las tentaciones,

donde Satanás ofreció al Hijo

de Dios el dominio del mundo si lo

adoraba. Jesús allí rechazó la tentación

de dominio y poder y eligió el camino

de obediencia al Padre. Mateo presenta

aquí una imagen de Jesús que contrasta

con la tentación y vida de hostilidad

que llevó. Se trata de una imagen

revelada por el Padre: el Cristo glorioso

y resucitado (rostro resplandeciente

y vestiduras blancas como la luz)

que aparece conversando con Moisés y

Elías, testigos del mundo celeste. Dios

habla como voz desde la nube luminosa

y presenta a Jesús como Hijo suyo,

exaltándolo sobre Moisés y Elías. Jesús

es el Hijo obediente a quien hay que escuchar.

La obediencia del Hijo consiste

en anunciar y hacer presente a los discípulos

la voluntad del Padre y el evangelio

del Reino a través de su amor y

servicio a la vida que se manifiesta en

su pasión, muerte y resurrección.

Al escuchar la voz celestial los discípulos

caen en tierra espantados. Es

la gloria y la verdad divina lo que los

arroja al suelo e infunde temor. Jesús,

acercándose a ellos los toca y les dice:

“levántense, no tengan miedo”. Es ahora,

Jesús en su figura humana, quien se

encuentra con los discípulos y los anima

frente al temor invitándolos a escucharlo

y seguirlo en su camino de servicio.

La escucha del Hijo de Dios es lo

único importante, sólo a él hay que escuchar.

Los discípulos en el camino de

seguimiento irán descubriendo, con la

ayuda de la palabra de Jesús, que el acceso

a la gloria de Dios sólo es posible

en la obediencia al Padre que se manifiesta

en el amor y el servicio a la humanidad.

Jesús vivió esta experiencia

en carne propia y de igual manera los

discípulos deberán vivirla. Ahora, no

lo entienden, pero después de la Pascua

comprenderán el significado de esta

revelación.

Conclusión

La experiencia de la “Pascua anticipada”

(transfiguración) y de la Resurrección

única y definitiva, puede confundir

a los discípulos acerca del misterio

de Cristo y de su Iglesia. La resurrección

es sin duda el triunfo de Jesús

sobre el pecado y la muerte y el advenimiento

de la Gloria de Dios sobre el

mundo, pero a través del sufrimiento

de la pasión y muerte. La tentación

triunfalista de los discípulos puede

menguar y hasta excluir de la vida de

fe el camino de obediencia al Padre que

se expresa en el amor y el servicio a la

causa del Reino. No hay resurrección

sin amor oblativo y entrega de la vida.

La Iglesia debe renunciar a todo poder

mundano, a toda tentación de arrogarse

el poder de Dios para recorrer

el camino de obediencia

y servicio a la humanidad

como lo hizo Jesús.

Para eso, debe escuchar

permanentemente al

maestro que la ayudará

a superar sus miedos

y a discernir

la voluntad del

Padre.

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