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EL LIBERAL . El Evangelio

Evangelio según San Lucas 6,36-38.

12/03/2017 22:18 El Evangelio
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Evangelio según San Lucas 6,36-38. Evangelio según San Lucas 6,36-38.

Jesús dijo a sus discípulos:

“Sean misericordiosos,

como el Padre de ustedes es

misericordioso. No juzguen

y no serán juzgados; no condenen

y no serán condenados;

perdonen y serán perdonados.

Den, y se les dará. Les

volcarán sobre el regazo una

buena medida, apretada, sacudida

y desbordante. Porque

la medida con que ustedes midan

también se usará para ustedes”.

Comentario

La maldad es una realidad

evidente en nuestro mundo.

Todos pecamos y estamos

expuestos a traicionar la confianza

de los demás. El pecado

hiere las relaciones y nos

aleja, por decisión propia, del

amor de Dios. Hay en el pecado

una tendencia “narcótica”

que activa nuestro ego y

enceguece nuestra conciencia

con el engaño de creer que

estamos en lo correcto. El pecado

nos seduce con falsas

verdades y dosis mínimas de

felicidad. El pecado es un virus

invasivo que aniquila lentamente

lo que somos como

personas, como familias y como

comunidad.

Es por ello que Jesús exhorta

a sus discípulos a ser

compasivos “como el Padre

de ustedes es compasivo” (v.

36). Debemos acoger con humildad

y sin despreciar al que

ha pecado o nos ha ofendido.

La propuesta del ‘perdón’

que hace Jesús en los evangelios

es una especie de terapia

progresiva que va de lo personal

a lo comunitario, para desarraigar

el mal que anida en el

corazón humano. Su método

está fundamentado en el diálogo

de amor para salvar al

hermano. La comunidad tiene

la facultad de atar y desatar...

es decir, tenemos el grandioso

don de ayudar a los demás

a liberarse de sus esclavitudes.

Asimismo, contamos con

la ayuda del Señor para lograr

que nuestras vidas no se enrumben

al fracaso del odio. En

resumen: Jesús nos orienta a

no quedarnos pasivos ante la

realidad de pecado, llamar al

hermano personalmente, dialogar

en privado para salvar

su honra, perdonarlo y orar

para generar el cambio.

No pocas veces sacamos

al aire los trapos sucios

de nuestro prójimo sin haber

dialogado antes con él. O

lo peor, creemos ser los mejores

para corregir a los demás,

partiendo de nuestro

rencor y soberbia. Jesús nos

da las claves para salvar a

nuestras familias... Tenemos

aún mucho que aprender en

nuestra vida cristiana, y Dios

sigue contando con nosotros

para construir un mundo fraterno.

Démosle la oportunidad

al amor.

(Freddy Ramírez, cmf)

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