Libreros santiagueños resisten (como pueden) la baja de ventas

Lograr que la librería sea un lugar para todos, es una premisa de trabajo que bien la conocen los libreros santiagueños. Sobre todo para que comprar un libro no lo hagan solamente los que acostumbran a estar atentos a las últimas novedades del mercado literario.

Vender un libro es vender un producto, y trabajar para atraer a su potencial comprador es una tarea que desvela a todo librero. La acentuada crisis económica general que atraviesa el país perjudicó desde el año pasado a un importante número de librerías de Buenos Aires y de otras partes del país, que tuvieron que cerrar sus puertas y hasta rematar varios títulos ahogados por la caótica situación.

Si bien eso no ocurrió en Santiago, el panorama sombrío que atraviesan las librerías de las grandes ciudades del país encendió la alarma, a partir de una fuerte caída de ventas en varios de estos espacios.

Desde la Cámara Argentina del Libro, el último informe sobre el estado de la industria editorial durante el 2016 reveló que las editoriales nacionales redujeron sus tiradas. Además, la CAL, sostuvo en su informe que impactó mucho que el Estado nacional haya dejado de comprar libros como lo hacía hasta el 2015.

Para tener una real dimensión de lo que pasa en el sector, basta recordar el caso de una librería histórica del centro porteño llamada “El Vitral”, que el año pasado cerró sus puertas y llegó a ofrecer una promoción imposible: tres libros de cualquier autor por $10, logrando con ello una cola de hasta dos cuadras de gente para conseguir ejemplares.

El caso de Santiago

Imaginar soluciones ante un panorama que se presume sombrío es todo un trabajo de resistencia para los libreros santiagueños, ante una variable económica que incide negativamente en la clientela.

“En esto no hay arte de magia. Cuando el dinero escasea, lo primero que se retacea son los bienes culturales, y el libro viene teniendo una caída de ventas sostenida, que va del 20% al 30%”, sostuvo a EL LIBERAL Kenneth Miller, socio y dueño junto a Félix Demasi, de Utopía Libros & Café, emprendedores de un valioso espacio de difusión para distintas vertientes de la cultura de Santiago del Estero.

“Cuando merma el poder adquisitivo, el libro, que no es un consumo prioritario, se deja de comprar”, ahonda.

Si bien todos los meses llegan novedades de títulos al local comercial, a la situación que atraviesan las librerías se suma el panorama crítico de las editoriales, desde las más grandes hasta las más chicas. “Antes, una determinada editorial enviaba 15 títulos de novedades, ahora ese número se reduce a la mitad, entonces las cantidades son menores, por eso varias editoriales chicas tuvieron que cerrar”, recalcó.

A ello, ahondó que “el lector santiagueño responde como lo hace el cliente de otras partes del país, y Utopía está dentro de una media nacional con la caída de ventas de ejemplares”, relató Kenneth para referenciar la delicada situación del mercado de libro.

Como apoyatura, dentro del entorno de la librería, “el Café de la Buri Buri” genera un interesante espacio de difusión cultural con distintas propuestas artísticas, que van desde los recitales poéticos, musicales, presentación de libros, artes plásticas, y proyección de cine.

Aunque sus dueños no lo digan, el bar que con su nombre homenajea al escritor Jorge “Zoco” Rosenberg, representa un cálido espacio que acoge a jóvenes promesas de las letras, la música y otras artes que se reúnen en la semana para debatir, escuchar y compartir lo que más les apasiona.

Para interiorizarse del panorama nacional de las librerías, para fines de abril, el propietario de Utopía Libros & Café participará de un encuentro con otros libreros, en el marco de la Feria del Libro a concretarse en Buenos Aires. Será tiempo de espera, y de cruzar los dedos para que tarde o temprano, el negocio repunte.