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EL LIBERAL . Padre Seschi

Sufrimiento

26/03/2017 21:16 Padre Seschi
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Sufrimiento Sufrimiento

¡Buen día! ¿A quién, que sufre,

no le gustaría escuchar de

Dios unas palabras de consuelo?

Miguel Ortega Riquelme lo

intenta en “Le oí decir a Dios”.

Tal vez esto valga para usted:

“Yo sé que sufres, Conozco

tu dolor profundo. Sé de tus lágrimas

silenciosas y de tu sufrimiento

oculto. Muchas veces te

veo derrotado y triste, y te escucho

maldecir mi nombre. Y

me lo gritas: “¿Por qué, si eres

poderosos, permites mi dolor?

¿Por qué me abandonas ¿Por

qué me castigas?”. Y te callas,

esperando mi respuesta.

Hijo querido: yo no te dejaré

solo. Jamás te he abandonado.

Nunca he pensado en castigarte.

Pero en esta ancha siembra

que con amor he cultivado,

el enemigo vino en la noche y ha

sembrado cizaña. Y así, junto al

amor y la alegría, nacieron las

envidias, las irresponsabilidades,

el atropello, las inhibiciones,

los desvíos, la soledad y

las injusticias. Y ese rostro tuyo

que fabriqué para sonreír tuvo

que conocer el llanto. Y sufres

en tu atormentado silencio.

Yo no te abandono, también

Jesús, mi Hijo, lo sintió así colgando

de un madero. También

él conoció el dolor, la humillación,

la tortura, la traición y la

deslealtad. Todos los dolores

cayeron sobre él. Pero lo mismo

que el grano de trigo se pudre

en la tierra y luego da fruto,

así también yo lo resucité de

su muerte, para llenar de gozo

la tierra. El dolor después de él

no tiene la última palabra.

¡Yo jamás te abandonaría!

Tu muerte es semilla de vida.

Tu llanto es riego a la sonrisa.

Tu dolor es paso hacia el futuro.

No te castigo. Te salvo.

Y hay algo más aún: con tu

dolor y tu pena vas adquiriendo

el rostro y teniendo la experiencia

de mi propio Hijo Jesús. Te

voy dando la gracia y ofreciendo

el regalo de reproducir su vida

en la tuya. Es un don que te

hago. Cargas como él un madero

sobre la espalda. Recibes

como él unas espinas en tu cabeza.

Te asemejas a él en el sufrimiento.

No te quejes. No dudes. No

llores. Contempla a mi Hijo adolorido.

Y comprende desde hoy

ese tercer día de Resurrección

que tú vives y preparas’.

¿No es para releerlo?

¡Hasta mañana! ?

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