Evangelio según San Juan 7,40-53. Evangelio según San Juan 7,40-53.
lo habían oído, opinaban: “Este
es verdaderamente el Profeta”.
Otros decían: “Este es el
Mesías”. Pero otros preguntaban:
“¿Acaso el Mesías vendrá
de Galilea? ¿No dice la Escritura
que el Mesías vendrá
del linaje de David y de Belén,
el pueblo de donde era David?”.
Y por causa de él, se produjo
una división entre la gente.
Algunos querían detenerlo,
pero nadie puso las manos
sobre él. Los guardias fueron a
ver a los sumos sacerdotes y
a los fariseos, y estos les preguntaron:
“¿Por qué no lo trajeron?”.
Ellos respondieron: “Nadie
habló jamás como este hombre”.
Los fariseos respondieron:
“¿También ustedes se dejaron
engañar? ¿Acaso alguno
de los jefes o de los fariseos ha
creído en él? En cambio, esa
gente que no conoce la Ley está
maldita”.
Nicodemo, uno de ellos,
que había ido antes a ver a Jesús,
les dijo: “¿Acaso nuestra
Ley permite juzgar a un hombre
sin escucharlo antes para
saber lo que hizo?”.
Le respondieron: “¿Tú también
eres galileo? Examina las
Escrituras y verás que de Galilea
no surge ningún profeta”.
Y cada uno regresó a su
casa.
Comentario
Con los ojos del cuerpo
observamos lo que sucede a
nuestro alrededor, en la vida y
en la tierra. Percibimos las diferencias
entre la luz y la oscuridad,
el blanco y el negro,
lo feo y lo bello. Del mismo
modo sucede con lo que percibe
el oído: sonidos graves,
agradables. Pero, también tenemos
los oídos del corazón y
los ojos del alma con los que
podemos percibir a Dios. En
efecto, Dios se da a conocer
a los que pueden ver, una vez
abiertos los ojos de sus almas.
Todos tenemos ojos físicos,
pero algunos los tienen
como velados y no ven la luz
del sol. Si los ciegos no ven
no es porque la luz del sol no
brille. Depende de los ciegos y
de sus ojos el hecho de no ver.
Del mismo modo te ocurre a ti:
los ojos de tu alma están velados
por tus faltas y malas acciones.
Cuando hay una falta
en el hombre, éste ya no puede
ver a Dios... Pero, si quieres,
puedes quedar sano.
Confíate al médico y te operará
los ojos de tu alma. ¿Quién
es este médico? Es Dios, quien
cura y vivifica por su Palabra
y su Sabiduría, por las que hizo
todas las cosas... Si tú entiendes
esto y si tu vida es pura,
piadosa y justa, puedes ver
a Dios. Ante todo, que la fe y
el temor de Dios entren primero
en tu corazón y entonces
comprenderás esto.