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EL LIBERAL . Viceversa

Y en el entrevero se oyó esta zamba…

01/04/2017 20:58 Viceversa
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Y en el entrevero se oyó esta zamba… Y en el entrevero se oyó esta zamba…

Era un atardecer de la primavera del año 1896. En el patio perfumado de azahares y de madreselvas de la casona de la calle 24 de Septiembre 428, doña Agustina desgranaba las cuentas de su rosario mientras paseaba lentamente guiada por su bastón. Hacía varios años que había quedado ciega.

Las campanas de La Merced anunciaban a la feligresía la novena de la Virgen. La casa iba quedando sola, porque uno tras otro, todos salían para la iglesia.

Unos pasos llamaron la atención de la anciana:

— ¿Sois vos hijo?

— Sí mama - y la respuesta fue coronada por un beso en la blanca cabeza de la abuela. Era Andrés, el nieto-hijo preferido de doña Agustina. Fue criado por ella al morir su madre cuando él nació. El joven maestro estaba en su primer año de ejercicio y en el atardecer en que recordamos, llegaba de la escuela.

—Termine su rosario mama y le convidaré con unos mates. Quiero llegar aunque sea al final de la novena.

Unos minutos más y abuela y nieto estaban mateando.

-Anoche desde la cama, te estaba escuchando. ¡Qué bien lo tocas a la zamba en la guitarra: Si no hubiera sido que Dios me ha quitado los ojos, la hubiera bailado de puro gusto cuando vos la tocabas.

—Al año, cuando organicemos la comparsa para el Carnaval la tocaremos para usted aquí, en este mismo patio.

—Si Dios me presta licencia, hasta entonces gozaré al escucharla. Las taboadistas mantenemos rico el recuerdo de esa zamba.

—Cuénteme mama una vez más... cuénteme lo que sabían recordar mi tío Manuel Antonio, don Ambrosio Salvatierra, el Negro Chagaray y los otros.

—Carne de gallina se me hace el cuerpo cuando me imagino aquel mediodía en el Pozo de Vargas (*).

El General Taboada desesperado veía perder la batalla, Muchos eran los chilenos de Várela y poca la gente de su tropa. La Virgen de la Montonera lo tiene que haber iluminado, “¡La banda!, dicen que gritó como enloquecido. Que el piquete de Brizueía toque la zamba”. Así sabía contar tu tío...

Y la voz de la anciana se quebró y sus ojos secos se mojaron con el recuerdo de Manuel Antonio —el hijo ingrato— joven guerrero del Pozo de Vargas, que al volver de la batalla se enganchó en las tropas del sur y nunca más se supo de él.

—Tome otro mate mama y perdóneme, yo tengo la culpa.

—No hijo, me gusta complacerte y me gusta recordar. Dicen que cuando nuestros soldados oyeron la zamba, hicieron coro, y fusil en mano atacaron con más bríos, ganando la batalla.

— ¿Ese fue mama, el bautismo de la zamba?

— “La zamba de Vargas”, hijo!, allí fue bautizada en el

campo de batalla — y canturreó una copla—

Batallón de Varela

Pozo de Vargas

la despedida es corta,

mi vida la ausencia es larga.

(El Eterno Juglar- Agustín Chazarreta)

El músico santiagueño tiene 30 años y sus “ansias de querer ser algo” —son sus palabras— no se concretan en acción que prometa alguna trascendencia. En nuestra opinión, es un pequeño episodio, nunca traído a cuentas, lo que determina la iniciación de Chazarreta.

El 10 de abril de 1906 aparece en el diario El Siglo, de Santiago, un artículo firmado por un veterano, seudónimo del capitán Ambrosio Salvatierra. El artículo quiere conmemorar la batalla del Pozo de Vargas que ese mismo día, 39 años antes, se libró entre las tropas de Felipe Varela —caudillo riojano alzado en armas contra la Nación, que estaba en guerra con el Paraguay— y las fuerzas leales que comandaba el general Antonio Taboada. El día 10 de abril de 1867 los ejércitos contrarios se embistieron.

Chazarreta ya ha escrito un arreglo de la zamba de Vargas, la ha estudiado en su instrumento, y la ha ejecutado en público. Declara reiteradamente que se la oyó a su abuelita Agustina. Seguramente la oyó también durante la última jira de inspección. Acababa de llegar de la campaña.

Chazarreta preparó un programa y ofreció una audición el 22 de agosto del mismo año 1906 a la noche. La zamba de Vargas fue el número principal del acto, y asegura el ejecutante que tuvo mucho éxito. Chazarreta ha pasado al pentagrama una zamba tradicional, ha hecho un arreglo para su instrumento y lo ha ejecutado en público; animado por los aplausos estudia el nuevo rumbo.

(Carlos Vega- Apuntes para la historia del movimiento tradicionalista argentino”).l

*Extraído del libro “El Eterno Juglar”, escrito por Agustín Chazarreta

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