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EL LIBERAL . El Evangelio

Evangelio según San Juan 8,51-59.

05/04/2017 21:17 El Evangelio
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Evangelio según San Juan 8,51-59. Evangelio según San Juan 8,51-59.

Jesús dijo a los judíos:

“Les aseguro que el que es

fiel a mi palabra, no morirá jamás”.

Los judíos le dijeron: “Ahora

sí estamos seguros de que

estás endemoniado. Abraham

murió, los profetas también,

y tú dices: “El que es fiel a mi

palabra, no morirá jamás”.

¿Acaso eres más grande

que nuestro padre Abraham,

el cual murió? Los profetas

también murieron. ¿Quién

pretendes ser tú?”.

Jesús respondió: “Si yo

me glorificara a mí mismo, mi

gloria no valdría nada. Es mi

Padre el que me glorifica, el

mismo al que ustedes llaman

“nuestro Dios”, y al que, sin

embargo, no conocen. Yo lo

conozco y si dijera: “No lo conozco”,

sería, como ustedes,

un mentiroso. Pero yo lo conozco

y soy fiel a su palabra.

Abraham, el padre de ustedes,

se estremeció de gozo,

esperando ver mi Día: lo vio y

se llenó de alegría”.

Los judíos le dijeron: “Todavía

no tienes cincuenta

años ¿y has visto a Abraham?”.

Jesús respondió: “Les

aseguro que desde antes que

naciera Abraham, Yo Soy”.

Entonces tomaron piedras

para apedrearlo, pero Jesús

se escondió y salió del Templo.

Comentario

En el Evangelio de hoy la

controversia entre Jesús y

sus enemigos se profundiza.

Ahora le acusan de estar poseído

por un demonio.

El testimonio que Jesús da

de sí mismo les desconcierta

y sus palabras les desafía,

pues para él no hay coherencia

entre ser hijos de Abraham

y querer asesinar al Mesías al

que los antepasados esperaron

con tanto anhelo.

Las palabras y las obras

de Jesús manifiestan la gloria

del Padre que le ha enviado

como testigo de la verdad.

Jesús habla de lo que conoce,

él es el Logos del Padre,

su Palabra elocuente y liberadora,

y como tal es principio y

fin del universo (Ap 1,8). Nuestra

esperanza de salvación se

ve realizada en el humilde nazareno.

él es quien nos hace entrar

en una nueva relación con

Dios, haciéndonos personas

nuevas por el amor. Nuestra

relación con el Padre se realiza

sin condición alguna, sin la

necesidad de lugares, linaje,

sacrificios o normas, pues Jesús

nos lleva por su Palabra al

que es origen de la vida.

En la vida ordinaria fácilmente

nos disfrazamos de

personas justas y cumplidoras

de la ley, cuando en realidad

nuestro ego lleva siempre

un espejo narcisista en el

cual sólo desea ver su efímera

e ilusoria belleza.

Nos convertimos en jueces

de los demás sin percatarnos

del paso de Dios en

nuestra historia. No damos

cabida a la novedad del Evangelio

cuando nos afirmamos

en posiciones de seguridad,

cuando cerramos nuestro corazón

a los otros.

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