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Panorama actual de la poesía en Santiago del Estero

08/04/2017 22:10 Viceversa
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Panorama actual de la poesía en Santiago del Estero Panorama actual de la poesía en Santiago del Estero

En diciembre de 2015 la revista de cultura Tardes Amarillas, publicó un artículo de mi autoría donde desgranaba algunos conceptos acerca de la evolución de la palabra poética en nuestra provincia. Por esos tiempos, se había instalado en los ámbitos de la cultura, una polémica acerca de si existía o no la poesía joven de Santiago del Estero.

Los argumentos que esgrimían (y aún esgrimen) tirios y troyanos no solamente pasan por una cuestión etaria sino también (y hasta diría fundamentalmente) por las diferencias en el lenguaje poético, lo que determina que, en la práctica, las consideraciones fácticas de unos y otros, acerca de que es poesía y que no lo es, son a primera vista, irreconciliables. Cuando alguno de los más antiguos leía un poema sin la métrica o el lenguaje lírico propio de su generación, decía inmediatamente «Eso no es poesía»; con igual énfasis, algunos jóvenes critican la poesía con rima y métrica aduciendo que está pasada de moda y que eso no los representa.

La evolución de la vida contemporánea, es tan fragmentaria, tan fugaz y tan rápida que, debido a la dinámica de las redes sociales, la presencia de Internet y la Web 2.0 con su enorme número de sitios virtuales dedicados a la literatura en general y a la poesía en particular, cualquier estudio pierde actualidad con una velocidad sorprendente. Por ello me pareció prudente reincidir y remozar lo dicho en su momento.

Opinar sobre un tema tan controvertido y tan estudiado como es la poesía, siempre supone un riesgo. De allí que, con este artículo pretendo tan solo dar el puntapié inicial para que académicos y estudiosos retomen la investigación de la literatura santiagueña, que pasó su adolescencia con largueza.

Por otro lado, en el artículo de marras, puse a mero modo de ejemplo algunos nombres (los que acudieron a mi mente en ese momento) y esto me trajo aparejado muchos reclamos. Al respecto, quiero dejar sentado que mi opinión es solamente eso: mi opinión y no representa un juicio de valor acerca de las bondades poéticas de tal o cual escritor pues en ningún momento sostuve que los autores que menciono sean los únicos o que sean los mejores. Que quede bien claro que son los que conozco, a los cuales he leído y recuerdo mientras escribo esta nota y, probablemente, los recuerdo porque su poesía debe haber impactado de manera más profunda en mí, que la de algún otro, más allá de su talento o sus merecimientos. Simplemente eso

En los últimos meses, tuve la suerte de leer el libro “Los insignes” de David Pérez Vega y posteriormente una reseña sobre este libro que se publicara también en la mencionada revista virtual. Esto me hizo que me replanteara algunos de los conceptos que había sostenido en el artículo que había escrito. En él sostenía con profunda convicción de que «…a la luz de los acontecimientos del último año, fundamentalmente de la presencia en la Feria del Libro, de editoriales autogestionadas que publican libros (no solamente de poesía sino también de narrativa) con mucho esfuerzo pero con una gran inventiva, y la cantidad de actividades culturales que realizaron jóvenes durante el mismo evento (presentaciones de libros, lectura de poemas o cuentos, talleres de formación literaria, etc.) estoy absolutamente convencido de que el interrogante que diera origen a aquel artículo ya quedó develado.» Es decir que en Santiago del Estero ya existe una categoría literaria que podría ser encuadrada dentro de lo que podríamos llamar “Poesía joven” pero lo que no tuve en cuenta en ese momento es que el crecimiento exponencial del género (fundamentalmente en las redes Facebook y Twitter) ha sobrepasado la categoría de joven para ser mucho más abarcativa porque cada día más, hay más personas de la generación intermedia o escritores más viejos que, a través de gente que les ayuda en la cuestión tecnológica o merced a su propia dedicación y la simplificación de los sistemas informáticos, han comenzado a ocupar una franja importante de las redes, de resultas de lo cual, si bien la disputa por la existencia de una poesía joven o no, sigue vigente; ya no podemos hablar solamente de ello sino que debemos tener en cuenta que Internet ha dado lugar a la aparición de lo que se podría llamar noveles poetas (en los que podemos incluir a jóvenes y otros que no lo son tanto).

De alguna manera y tratando de mantener cierto equilibrio en los conceptos, la poesía, está en un proceso de universalización y en vías de proletarizarse.

Existe un impulso llamativo a la literatura joven y no tan joven. Por diferentes mecanismos (mejor acceso a la edición en soporte tradicionales como libros, fanzines, revista literarias casi artesanales y por supuesto, la tremenda importancia de las redes en la difusión casi ilimitada), han aparecido en el concierto literario de nuestra provincia numerosos escritores de poesía.

En la última década del siglo pasado, ya se había podido advertir un florecimiento de la poesía en Santiago. En la segunda mitad de ella y principios de este nuevo siglo surgieron numerosos grupos literarios, algunos de ellos de excelente dinámica aunque en sus primeros tiempos, fueron demasiado subterráneos (creo que el término adecuado para estos tiempos sería “under”); talleres de escritura, lecturas en bares y en cualquier otro lugar que se pudiera imaginar, se multiplicaron los concursos, y hasta hubo intentos de editar revistas de poesía, sin contar las numerosas antologías, plaquetas y publicaciones de todo tipo que muchas veces conspiraban contra la calidad de impresión y hasta de los atributos literarios del contenido y que a la postre terminaron por conformar una especie de circuito alternativo a esa “otra poesía” que gozaba de la bendición de la industria editorial santiagueña (ya de por sí escasa). Durante esa etapa el movimiento literario santiagueño tuvo una rutina anárquica debido a múltiples inconvenientes de los cuales, probablemente, el más importante era (y es) el difícil acceso al mercado, lo que tornaba casi imposible la difusión de textos si no se hacía a través de ese circuito alternativo que mencioné más arriba. No obstante también debemos mencionar los múltiples intereses particulares de ciertos círculos relacionados con la literatura en nuestra tierra y si bien es cierto la calidad de los escritos es disímil, nadie puede negar que han surgido excelentes poetas cuyas voces nos permiten abrigar esperanzas certeras para el futuro de nuestra poesía.

Quiero aquí recalcar un concepto que vengo planteando desde hace tiempo. Si nos atenemos a una de las definiciones de la palabra underground, que es realizar una tarea artística sin auspicios corporativos, estoy seguro que casi todos nuestros poetas (los jóvenes y los no tan jóvenes), más allá de sus diferencias conceptuales, terminan siendo “under”, pero si creemos que conforman una contracultura, nos equivocaríamos terriblemente porque creo firmemente que forman parte de nuestro propio acervo cultural. Si bien carecen del justo reconocimiento a sus virtudes, son parte de nosotros y nos cruzamos cada día con ellos, la mayor parte de las veces sin reconocerlos.

En los días que corren, según mi modesta forma de ver, me parece más adecuado hablar de etapas de crecimiento poético en Santiago del Estero. Aunque parezca un desatino, estoy convencido de que la poesía de nuestra provincia, más allá de las consideraciones críticas en relación al lenguaje de uno u otro, se ha transformado en una cuestión predominantemente generacional, ya que, las condiciones sociales, políticas y de evolución de la humanidad han determinado diferentes formas de ver la vida en las distintas etapas históricas de las letras santiagueñas. Con el ánimo de profundizar en el tema trataré de abordar de la manera más sencilla esta cuestión.

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