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EL LIBERAL . El Evangelio

¡Cristo ha resucitado! La muerte ha sido vencida

15/04/2017 21:38 El Evangelio
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¡Cristo ha resucitado! La muerte ha sido vencida ¡Cristo ha resucitado! La muerte ha sido vencida

El primer día de la semana,

es decir, el domingo,

en el que los cristianos

celebran su asamblea

litúrgica, María de Magdala

siguiendo los impulsos

de su corazón va de

madrugada al sepulcro.

Ve que la piedra ha sido

quitada y corre a Pedro y

al discípulo al que Jesús

amaba y les dice: “han

quitado del sepulcro al

Señor y no sabemos dónde

lo han puesto”. María

al ver la piedra corrida

pensó que lo “habían

llevado al Señor”, evidentemente

todavía estaba

desconcertada. Sólo

el posterior encuentro

con Jesús le quitará sus

dudas.

Ante las palabras de

María, Pedro y el “discípulo”

se pusieron a correr

hacia el sepulcro lo

que expresa el amor que

ambos sentían por Jesús.

El discípulo llega primero

que Pedro, ve los lienzos

colocados allí, pero

no entra. Pedro, que llega

después, entró al sepulcro,

vio los lienzos y el

velo que cubría la cabeza

del cadáver de Jesús colocados

en distintos lugares.

¿cuál fue su reacción?

El texto no lo dice

explícitamente, pero podemos

suponer que se

quedó pensativo, tratando

de interpretar el enigma.

Lo que era seguro, es

que el cadáver de Jesús

no había sido robado.

Luego, entró el discípulo

amado, “vio y creyó”.

La intimidad con el

Señor, su amor incondicional,

le permite reconocer

el “misterio de

su presencia” a través de

estos indicios que quedaron

en el sepulcro. Su

amor por Jesús hizo que

se le abriera la mente y

el corazón para entender

que el Señor había sido

glorificado. Después,

en el encuentro personal

con él, descubrirá el verdadero

sentido de la Resurrección.

Por ahora, al

ver los signos, se da cuenta

que Jesús ha vencido a

la muerte.

Conclusión

Los cristianos celebramos

hoy la fiesta de Pascua,

el triunfo de Jesús

sobre el pecado, la muerte

y todo aquello que esclaviza

a los hombres.

El Padre ha resucitado

a Jesús de entre los

muertos para rehabilitar

su causa: el Reino de

Dios que desde ahora actúa

en el mundo poniendo

en crisis los viejos modelos

de relaciones humanas,

con la naturaleza

y con él mismo.

Hay un horizonte

nuevo de expectativa para

la humanidad, no estamos

condenados al fracaso

y al sufrimiento. Ahora

sí, es posible un mundo

de hermanos, la búsqueda

de paz universal

recobra su vigencia y la

justicia largamente esperada

encuentra su cauce.

Sólo el amor de Dios,

hecho misericordia en el

servicio a los últimos de

la sociedad, será un signo

creíble de estos nuevos

tiempos de gozo y esperanza.

Los cristianos vivimos

en la presencia del Cristo

Resucitado, no hay lugar

para el sufrimiento, el

pesimismo y la indiferencia.

Nuestra vida debe estar

animada por el Espíritu

de Jesús. Nada ni nadie

puede alejarnos de su

amor, en todo vencemos

por Aquél que nos amo.

¡Cristo está vivo! Anunciémoslo

al mundo,

compartamos

su presencia

con todos.

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