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EL LIBERAL . Padre Koffi Gilbert

Dios de la misericordia

22/04/2017 23:22 Padre Koffi Gilbert
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Dios de la misericordia Dios de la misericordia

En este segundo domingo de Pascua la Iglesia celebra la Divina Misericordia y aunque el año pasado ha sido llamado de la Misericordia, podemos continuar hablando porque a veces quedamos en palabras y no actuamos. Debemos mirar y copiar a ese Dios, su misericordia y mejorar nuestras relaciones con los demás.

Mirando todo lo que Dios obra en nosotros, podemos alegrarnos. Dios es conocido como un Dios de misericordia y gracia.

Es difícil hoy para las personas comprender la misericordia; a veces no llegamos a comprender ese espíritu. Cuando tenemos problemas con alguien buscamos la venganza, decimos “él va a pagar todo lo que ha hecho mal”, “espero que reciba lo que merece”, o dicen “bien hecho”. Ese no es el espíritu de Dios.

Dios es misericordioso hasta con los peores ofensores, pecadores y transgresores de la ley, y que conocemos en la Biblia. Ese Dios es el que no castiga, por eso debemos dejar de decir que Dios nos va a castigar.

En la carta a los Romanos San Pablo dice (Rom 3, 23-24): “Todos pecaron y están destituidos de la gloria de Dios, siendo justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús.”

Todos somos pecadores, pero por su gracia y misericordia, Dios perdona y nos acepta, nunca ha rechazado a nadie.

“Misericordia quiero, no sacrificios ni ofrendas”. Cuántas veces podemos pensar que ese Dios que tenemos es un Dios que hay que figurar y aparentar, pero no es así. Es un Dios que conoce nuestros corazones, pero nos ama.

Debemos dejar todas las consideraciones humanas para imitar a Dios, para imitar lo que es divino.

En la Biblia hemos visto la reacción de Dios con la mujer adúltera: podemos pensar que Jesús acepta todo lo que ella ha hecho, pero él la ha recibido como un ser humano para darle dignidad y para que pueda llega a corregirse y no pecar más.

También conocemos la parábola del empleado injusto que Dios lo ha perdonado aunque él no haya querido perdonar la deuda a su amigo. Otro ejemplo es la parábola del samaritano, que como era de otro lugar no había esa caridad y misericordia para con él.

Hoy en nuestro mundo hay esas clases de personas, ricos y pobres, todos están para dominar y vivir las injusticias.

Dios es amigo de todos, hace llover, y salir el sol para todos. Nos ama a todos y quiere el bien para todos.

Jesús nos ha mostrado el rostro de Dios Padre como amor gratuito, uno de los rostros más claros del amor de Dios es el perdón que es misericordia. Es una invitación a imitar a Dios misericordioso. La forma en la que estamos invitados a amar a los demás es como el Padre nos ama. Dios es misericordia, queremos hacer la experiencia de tu misericordia y sobre todo queremos ser testigos de su misericordia.

Hay movimientos de la Divina Misericordia, pero ¿de qué me sirve estar ahí si no hay obras ni misericordia? ¿Cuántas veces podemos vivir esa felicidad como los escribas y fariseos, pensando que hacemos todo por Dios y olvidamos a nuestros hermanos?

Si Dios es misericordioso nosotros como seguidores de Cristo debemos mostrar a través de nuestras obras y vivir la tolerancia. Nosotros también podemos caer en el pecado, pero Dios está para rescatarnos, con su vida entregada, con su manera de vivir y sobre todo con su Pasión, Muerte y Resurrección ha venido para rescatar nuestras vidas y no para condenar. No ha venido para rechazar, sino para amarnos.

Nosotros desde la Iglesia debemos dar la posibilidad para mostrar el verdadero rostro de Dios, porque si mostramos un Dios que castiga y no perdona, entonces no es Dios.

Que en la Eucaristía y a través del sacramento de Reconciliación Dios nos dé la fuerza para imitar la misericordia para que todos, hombres y mujeres, jóvenes y adultos, lleguemos a vivir como la primera comunidad que ha mostrado que hay que perdonar y entregar todo buscando el bien de todos.

Que nuestra Madre nos ayude en ese camino para que nuestra vida cristiana no quede únicamente en celebraciones o movimientos, sino que sea una vida entregada buscando el bien de todos. Amén.

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