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Rolón sobre el abusador sexual: "No podes ser un buen analista para esos casos"

14/05/2017 00:00 Pura Vida
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Rolón sobre el abusador sexual: "No podes ser un buen analista para esos casos" Rolón sobre el abusador sexual: "No podes ser un buen analista para esos casos"

Por Emilio Marcelo Jozami

@emiliojozami

¿"Los Padecientes", tanto el libro como el filme, pueden ser de ayuda para quienes soportan el drama del abuso sexual? No lo creo. Es algo tan horroroso que no puede un simple libro aliviarlo. Pero ojalá sirva para concientizar de que hay que hablar y buscar ayuda. ¿Analizaría a un abusador sexual? Jamás. No podría ni siquiera garantizar el secreto profesional porque sin dudarlo lo denunciaría. De modo que no podría ser un buen analista para esos casos. ¿ "Los Padecientes" es un reflejo de la sociedad de hoy? Cuando escribí la novela me concentré en contar una trama que pudiera resultar atrapante. Puse el acento en el contenido inconsciente de la psicología de los personajes y los situé en una realidad familiar y social determinadas. En aquel momento no se hablaba tanto de cosas tremendas que ahora están pasando mucho. De modo que, sin proponérmelo a la hora de crear la obra, la película ve la luz en un momento que la vuelve lamentablemente actual. La traslación de un libro al cine suele incordiar al autor del libro. ¿Cuánto tuvo que ver usted con la realización de la película? Quise ahorrarme ese malestar y decidí realizar la adaptación y el guión por mí mismo. Así lo pactamos con Nicolás Tuozzo, su director. Sumamos a Marcos Negri, un guionista con mucho oficio y talento y entre los tres construimos el guión del filme. Fue una aventura apasionante en la que me pelee mucho con el autor para que cediera algunas cosas y nos permitiera agregar otras. Pero un libro es una cosa y una película otra muy distinta. Requiere de estímulos visuales y sonoros, por ejemplo, que una novela no tiene. Sin embargo, el autor estuvo presente en todo momento cuidando que se conservara el espíritu y la esencia de la palabra escrita. Usted afirma que "el psicoanálisis no busca el bienestar sino la verdad de cada paciente". ¿Es lo que busca Pablo Rouviot, el psicoanalista- detective? Sí. Rouviot es un prestigioso analista que, sin embargo, no encuentra la paz. Vive atormentado en un mundo solitario del que sólo lo rescatan sus dos amigos: Helena y El Gitano. Cuando llega esa joven hermosa con la propuesta extraña de que defienda al asesino de su padre, se mete en un vertiginoso mundo de mentiras con el único fin de encontrar la verdad. Una verdad que puede poner en riesgo su propia vida. Pero no puede evitarlo. ése es él: un buscador de la verdad. A veces, la gente prefiere mentiras agradables a verdades dolorosas. Si tenemos presente esas mentiras y verdades que se suceden en el filme, ¿se puede ser sincero sin ser "cruel"? A veces no es fácil. Creo que vale la pena el intento. Decir la verdad sin condimentos que lastimen más de lo necesario. Que una verdad sea dolorosa no implica que inevitablemente deba ser cruel. En el dolor hay algo vital, quiero decir que es parte de la vida; en la crueldad, en cambio, hay un claro rasgo de perversión. Si nos ajustamos a esos personajes "padecientes", ¿cuánto daño les genera a ellos sus silencios antes que contar la verdad? La novela empieza diciendo que pocas cosas se parecen tanto a la muerte como el silencio. ésa es la premisa inicial de esta historia y está jugada desde el renglón inicial. En el filme se ve claramente como lo que no se dice lástima, porque la angustia y la palabra se excluyen, de modo que cuando algo puede decirse se abre la puerta para la resolución del conflicto, o al menos para la aparición de una cierta calma. Dicen que el miedo paraliza. ¿Los cuadros pintados por Paula Vanussi es la revelación de lo que calla con sus palabras? Es que en ese caso, el miedo detuvo la palabra, pero no la posibilidad de simbolizar el dolor de otro modo. En este caso a través del arte. ¿Quién puede curarnos para siempre del dolor de haber perdido un ser amado? Nadie. Y no hay que escapar a ese dolor. Hay que evitar, eso sí, que se eternice y se vuelva padecimiento. El dolor es la prueba de que hemos amado y estamos luchando. El sufrimiento es una demostración de que no hemos podido superar la pérdida.

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