Evangelio según San Juan 16,12-15. Evangelio según San Juan 16,12-15.
a sus discípulos:
“Todavía tengo muchas
cosas que decirles, pero ustedes
no las pueden comprender
ahora.
Cuando venga el Espíritu
de la Verdad, él los introducirá
en toda la verdad, porque no
hablará por sí mismo, sino que
dirá lo que ha oído y les anunciará
lo que irá sucediendo.
él me glorificará, porque
recibirá de lo mío y se lo anunciará
a ustedes.
Todo lo que es del Padre es
mío. Por eso les digo: “Recibirá
de lo mío y se lo anunciará a
ustedes”.
Comentario
¡Queridos compañeros y
compañeras de camino!, saludos
pascuales y fraternos. A
lo largo de nuestro peregrinar,
en la vida, estamos invitados
a tomar decisiones. Y una de
ellas es la decisión de vivir como
personas de fe. El que vive
de la fe sabe que está llamado
a descubrir a Dios en todo
lo creado.
Actualmente esta dimensión
de lo divino se ha ido
perdiendo, llevándonos a ser
testigos del irrespeto por la
vida y del abuso hacia toda la
creación. Recordemos que el
tiempo pascual nos hace testigos
y defensores de la vida
amenazada. San Pablo en su
predicación a los habitantes
de Atenas, citando un pensamiento
griego les recuerda:
“en él vivimos, y nos movemos
y existimos”. Si esto es
verdad, Dios sería para nosotros
como el agua, líquido vital,
sin el cual no subsistiríamos.
H
oy más que nunca se
hace urgente que todos, no
importando la religión que
profesemos, recuperemos el
valor “sagrado” de toda forma
de vida. Parafraseando
pudiéramos decir: “en este
sagrado mundo vivimos, nos
movemos y existimos”, pero
dejaremos de hacerlo si
no actuamos en su defensa.
Lo sagrado, entendido como
aquello donde Dios se manifiesta
y donde Dios está, debiera
despertarnos de la inhumanidad
e indiferencia en
la que hemos caído. Dios nos
pide a gritos que lo descubramos
en el hermano y en la
creación que está siendo explotada
por intereses egoístas.
El Evangelio de Juan, preparándonos
para la próxima
fiesta de Pentecostés,
nos habla del “Espíritu” como
fuente de sabiduría que nos
guía a “la verdad”. Pidamos
a Dios, ese Espíritu de Vida,
que nos haga valientes defensores
de la vida para que
nunca nos resignemos y paremos
nuestra auto-destrucción.
Atendamos a las sabias
palabras de la activista Berta
Cáceres, asesinada por la
defensa de los recursos naturales
en Honduras:
“¡Despertemos! ¡Despertemos,
humanidad! Ya no hay
tiempo”.