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EL LIBERAL . Padre Koffi Gilbert

La esperanza cristiana

27/05/2017 22:21 Padre Koffi Gilbert
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La esperanza cristiana La esperanza cristiana

Cristo ha venido, ha evangelizado, ha anunciado el evangelio, ha cumplido su misión y va a ir, pero nosotros quedamos aquí para continuar su misión. Hay que vivir con esperanza, con confianza, con fe. Hoy hablaremos de esa virtud que a veces ignoramos: la esperanza cristiana. La esperanza no es un concepto ni un sentimiento. Es una persona: Jesús Resucitado que vive en nosotros desde nuestro bautismo. Desde entonces tu nueva vida. Es un tesoro que no puede ser ocultado, sino compartido y dado a conocer, no en términos teóricos sino con el testimonio de nuestra vida.

La esperanza no defrauda, no está fundada sobre aquello que nosotros podemos hacer o ser. El fundamento de la esperanza cristiana es el amor que Dios mismo nutre en cada uno de nosotros. La virtud de la esperanza no debe ser confundida con el optimismo humano, que es una actitud más relacionada con el estado de ánimo.

Para un cristiano, la esperanza es Jesús en persona, es su fuerza, deliberar y volver a hacerla nueva cada día. La esperanza es un don de Jesús. Es Jesús mismo. No es optimismo, es un regalo del Espíritu Santo que no puede defraudarnos. Jesús, la esperanza hace todo nuevo. Jesús es el motivo de nuestra esperanza. La esperanza es lo que hace que Jesús no nos olvide ni abandone. En el catecismo de la Iglesia Católica dice: “Las distintas esperanzas humanas que inspiran nuestras actividades diarias, corresponden al anhelo de felicidad que Dios ha puesto en el corazón de los hombres. La esperanza cristiana purifica y ordena todas nuestras acciones hacia Dios”.

Decía Benedicto XVI: “El hombre está vivo mientras espera, mientras en su corazón está viva la esperanza”.

“El hombre necesita a Dios, de lo contrario no tiene esperanza. Solo Dios puede colmar totalmente nuestros anhelos y esperanzas. Y sabemos que en la Biblia hay un montón de pasajes que hablan de esa esperanza cristiana.

Por ejemplo, en el Salmo 42: “¿Por qué te abates, oh alma mía, Y por qué te turbas dentro de mí? Espera en Dios”. Isaías 40-31 dice: “Pero los que esperan a Dios tendrán nuevas fuerzas; correrán y no se cansarán; caminarán y no se fatigarán”.

Sabemos que también hay una manera de vivir como María, que ella vivía esa esperanza, esa confianza en su Dios y que Dios no puede dejar de lado. Nosotros como seguidores de Cristo, como hijos de Dios, podemos vivir las situaciones difíciles, podemos vivir sin esperanza, y ahora a través de esa oración que hace cada uno de nosotros, podemos conectarnos con Dios, ese Dios de esperanza, para darnos confianza y unirnos aunque tengamos problemas y dificultades.

Esta oración podrá ayudarnos en nuestra vida para que no vivamos con decepción y sin fuerzas:

“Mi Dios, Señor y Rey de mi vida, son muchas las dificultades y retos que se asoman en la ventana de mi vida, muchos sentimientos grises emergiendo desde las aflicciones que llevo y las cuales me cuesta contener.

Ven Señor, ayúdame con la fuerza de tu verdad, ilumina cada rincón de mi pensamiento y dale claridad a mis acciones para poder lucharr en los momentos difíciles de mi vida.

Pongo todas mis ilusiones en Ti. Tú eres mi alegría verdadera, la esperanza guardada que aviva la fe y no me hace desfallecer. Tú eres mi escudo, mi roca fuerte y salvadora, el eterno descanso de todos mis agobios. Quiero, en todo momento, sentirme protegido y amado a tu lado. Ven y neutraliza todo mal, toda dificultad, toda situación o cosa difícil que esté turbando mi mente, mi corazón y mi alma.

Tú eres el que Todo lo puede, eres el Dios de las bendiciones y ninguna situación, por muy complicada que sea, se escapa de tu control.

Cualquier cosa es posible para Ti. Nada se te resiste y nada es demasiado complejo difícil para Ti. Tú siempre sales al rescate de tus hijos en los momentos de mayor necesidad.

Por eso, te invoco. Ven y toca mi corazón, Señor, hazlo fuerte y capaz para el combate. Te necesito, confío en Ti. Eres el amigo que no falla. Ven y transfórmame con el poder de tu amor y de tu misericordia.

Entra a mi vida, toma el control de mis preocupaciones, aleja de mí la melancolía y la tristeza, todo sentimiento de culpa y de enojo, de fracaso y depresión, fobias, miedos que no me dejan avanzar.

Confío en que sólo Tú puedes llevarme en buena dirección y sacarme de estas circunstancias oscuras que rodean mi vida y me mantienen estancado en situaciones vacías y desesperantes.

Ven a mí, oh Padre de bondad, ven a mi hogar, ven a mi corazón. Tócame con la luz del Espíritu Santo y lléname de entendimiento y de consejo para que more en mí la paz y que toda inquietud y temor desaparezca.

Ven Señor, con tu poder renovador y como bálsamo sanador, alivia mis cargas y hazme nueva creatura en tu amor.

Todo mi ser ahora te alaba y te glorifica Señor, sabiéndome rescatado por Ti y sintiendo la poderosa presencia de tu compañía fiel.

Te entrego ahora mis problemas, estos tiempos difíciles, traumas, complejos y desalientos, para que vengas con tu luz, ilumines mis acciones y me hagas caminar hacia Ti, confiado y protegido”.

Que nuestra Madre que nunca nos ha dejado huérfano continúe ayudándonos en el deber para que continuemos viviendo con esperanza como ha hecho ella en su vida. Amén.

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