Santiago, Jujuy y Santa Fe, claves para llegar al homicida de Teresa

El homicidio de María Teresa Lobato quizá fue "obra" de una mente perversa que la consideraba de su propiedad y cuya identificación ahora es procurada por investigadores en Santiago, Santa Fe y Jujuy.

María Teresa Lobato vivía en una casa que cuidaba en el paraje "Toro Pozo", quichua que traducido al castellano significa algo así como "toro caído en un pozo". El vecino más cercano vivía a 300 metros y a 8 kilómetros (en Los Telares) residía su familia materna.

Adquirió trascendencia después de muerta. Hasta entonces, sus días transcurrían criando a su única hija de 2 años y 10 meses. Engordando cerdos, patos y perros, a cuyo cuidado encomendó el dueño de la vivienda, Próspero Ferreyra.

Como su esposo, Gustavo Cejas, trabajaba reparando alambrados en Córdoba, la joven veía la vida , o al menos parte de ella, desde la pantalla de su celular. Tenía cuatro chips y WhatsApp, según la investigación que guía la fiscal Aída Farrán Serlé. él o los homicidas que arrebataron la vida a Teresa de 18 puñaladas, se llevaron el arma homicida; también, su celular y tuvieron como cuatro horas de ventaja, hasta recién hallarse el cuerpo.

Investigación

Sin testigos más que la pequeña hija acongojada y shoqueada, para la fiscal la única vía posible es buscar en la tecnología y en la ciencia. Con tres amigos que olvidaron a la joven al instante de su último atisbo de vida, sus celulares "hablan" y delatan el "silencio" de sus dueños.

Por ejemplo, uno intercambiaba sms con Teresa hasta 30 veces en el día. Otro, 20 y un tercero entre 15 y 25. ¿Tan amigos en el celular y por qué la borraron como su contacto el día del crimen?, indaga la Justicia hoy, un tanto fastidiada y varada en el centro de una meseta verbal.

Al mes de tamaño asesinato, la "empresa" investigativa está embarcada en forenses, sangre, ADN y sábanas telefónicas. Allí confía Farrán Serlé hallar el hilo conductor que la sitúe en las puertas de la casa del homicida y en los albores del esclarecimiento.

Pericias solicitadas

En Santiago, se trabaja con sospechosos y una zapatilla "bañada" en sangre. En Santa Fe, indagan con tecnología sobre sms, Whatsapp, fotografías y llamados al aparato de la joven, de 19 años. En Jujuy, los forenses investigan material genético secuestrado el 28 de abril.

Con resultados en la mano, la funcionaria romperá la veda verbal y refrendará órdenes de allanamiento. En su cabeza hay uno o varios nombres. Sin embargo, admite la fiscal, el ímpetu no debe relegar a un plano secundario a las vitales pruebas científicas y tecnológicas. Y lo crucial: no son los "amigos" (con amnesia) de Teresa quienes deben demostrar su inocencia, sino la Fiscalía procurar su culpabilidad.

Hoy se cumple un mes del crimen de Teresa y por Tribunales desfilaron decenas de vecinos y conocidos de la joven prestando declaración testimonial, pero poco aportaron hasta el momento. La Dra. Aída Farrán Serlé tiene su tesis, pero se guarda los detalles y el camino que la conduciría al o los asesinos.