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Elecciones: el blanqueo ideológico de CFK alienta al gobierno, pero la inseguridad pesa más que la econom

19/06/2017 00:00 Opinión
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Cuando en política se habla de partida de defunción, siempre vuelven a la memoria aquellos versos que erróneamente se le atribuyen al gracejo hispánico de Don Juan Tenorio: "los muertos que vos matáis, gozan de buena salud". Pese a esta elemental advertencia para cubrirse de alguna oportuna resurrección o de un reciclaje tantas veces visto, vale consignar que como corriente histórica de peso el justicialismo parece haber fallecido esta vez. Con la excusa de que no puede competir en una interna contra Florencio Randazzo, debido a que no lo considera un par y a diferencia del año 2005, momento en que el kirchnerismo usó la misma estrategia para copar el sello del PJ, en esta oportunidad el ego de Cristina Fernández y la connotación despectiva del calificativo "pejotismo" que se la atribuye a ella y a su ex marido, plantaron dinamita dentro de la vieja estructura partidaria y han hecho todo lo necesario para extenderle el certificado de óbito no sólo al Partido Justicialista, sino también al peronismo como corriente tal como se la conoció. O al menos, todo eso es lo que hace entrever su creencia de que es ella la única dueña de los votos y el haber difundido desde la rabia y el resentimiento una plataforma tan combativa como la que presentó el Frente Unidad Ciudadana (FUC). Lo seguro es que la pluma del manifiesto de siete puntos y quince propuestas que se dio a conocer la semana anterior como base programática de la heterogénea coalición que armó la ex presidenta para anotarse por fuera del PJ en la provincia de Buenos Aires sin ir a las Paso resultó ser una combinación de populismo voluntarista y hasta de chavismo explícito con posturas clasistas que tiene poco y nada de peronismo. "Es un frente de izquierda", lo acaba de definir a la antigua el senador Miguel Pichetto. Antes de repasar algunos detalles ideológicos del documento programático, cómo para calibrar hacia dónde va la construcción que ofrece Cristina a la provincia de Buenos Aires de cara a las legislativas de octubre (aunque por la trascendencia su letra se torna inmediatamente nacional, pese a que Pichetto también sostiene que el peronismo se ha "conurbanizado"), bien vale la pena destacar que resulta saludable que la política haya vuelto a poner por escrito las intenciones, método de escrutinio ciudadano que se había perdido por aquello de hablar y no cumplir ya que, como se sabe, "las palabras se las lleva el viento". Para comenzar a sacarle punta al paper cristinista lo primero que hay que referir es que no existe en él ni una pizca de autocrítica y que a juicio de sus autores todo lo que le sucede al país es por culpa de la maldad intrínseca de los actuales gobernantes, sin considerar ni un solo antecedente que justifique la actual desocupación, la pobreza, el narcotráfico (negación por omisión que deberá explicar algún sicólogo) o la intolerable inseguridad. Para el FUC, todo lo actual es producto de la perversión del Presidente y de un plan maligno que armó el Gobierno junto a "los medios concentrados, el partido judicial, los ‘especialistas’, ‘expertos’ y ‘analistas’ y organismos internacionales que fueron cómplices y partícipes necesarios de un montaje para engañar y perpetrar la estafa electoral" de Cambiemos, cuyo fin último sería favorecer a los ricos a costa de los trabajadores. En su primera parte sobre todo, la plataforma abunda en conceptos que habrá que ver si la ciudadanía cree, como por ejemplo que el gobierno de Mauricio Macri es de cuño "neoliberal", algo que no se verifica en la práctica (si no que lo digan los neoliberales) aunque, por ser abrumadoramente repetido, el término resulta un muy buen andamiaje para ahondar la grieta conceptual, ya que remite al menemismo y a Domingo Cavallo (otrora benefactores de los Kirchner) y, de paso, a José Alfredo Martínez de Hoz y a Jorge Rafael Videla. Otra cuestión que se agita de modo constante es la de los supuestos "derechos perdidos", algo que tampoco se observa en el Gobierno (y es parte de la crítica de quienes abogan por un shock en el recorte de gastos), sino que más bien ha tendido a ampliarlos, pese a los fenomenales bloopers que sigue cometiendo a un año y medio de estar en funciones, tal como la reciente revisión que hizo de los subsidios a los discapacitados con el hacha en ristre que, inclusive, dejó mal parada a una funcionaria intachable en cuanto a su compromiso social, la ministra Carolina Stanley. Quizás lo más desopilante del escrito es el capítulo referido a la corrupción en el que se detallan nueve "resonantes" y "escandalosos casos" (Panamá Papers, Lava Jato, dólar futuro, Correo Argentino, etc.) que involucran al Presidente de la Nación, sus funcionarios, parientes y amigos‘. Bueno sería que alguien, para promocionar un espacio político declare contra sí mismo, pero lo evidente es que el "corruptómetro" del FUC no quiso detectar ni hace mención, ni siquiera como una persecución política, a la causa Hotesur, ni a los fajos contados en La Rosadita de Lázaro Báez, ni a los bolsos de José López, ni a los 35 millones de dólares que la brasileña Odebrecht dijo que había pagado en coimas durante el gobierno anterior, etc. Si fuese un partido, la cosa quedaría 24 a 9 y nadie debería sorprenderse. En la parte de las propuestas también faltan muchos cómo y eso hace que haya cosas que se vayan por el tobogán, ya que es difícil pensar que haya margen para "recuperar lo perdido" en materia de empleo, salario y condiciones de trabajo sin recrear un escenario de cierre de la economía (cepo incluido) y de inflación galopante. En este aspecto, si bien es ideológicamente coherente con el espacio, parece una amenaza algo velada el punto de "revisar la deuda contraída" que el actual gobierno hace para no tener que emitir dinero, propuesta K que fatalmente va a horadar otra vez la confianza internacional. Un último punto de este breve repaso del documento es la cercanía de fines que tiene la ex presidenta y su círculo con los regímenes de Cuba, Nicaragua o Venezuela. Tema que explícitamente se aborda en un aspecto clave como es el de la "seguridad". Así, la propuesta número 12 incluye "la sanción de una Ley de Seguridad Democrática, como complementaria o modificatoria de la Ley de Seguridad Interior" y como una cuestión "necesaria para profundizar y ampliar las disposiciones legales sobre seguridad pública y democracia de nuestro sistema normativo, garantizando la gobernabilidad política de la seguridad y su fortalecimiento institucional". La experiencia de otros países enseña que estas cosas se sabe cómo comienzan y nunca cómo terminan, aunque es bueno observar que en los últimos años quedaron varias semillas plantadas en la sociedad que algunos, por progresistas, consideran como "ampliación de derechos" mientras que otros, por conservadores, lo ven como un proceso de degradación de valores (empresas recuperadas, no criminalización de la protesta, tolerancia con los piquetes, etc.). Como siempre ocurre, la clave está en definir qué cosa es la "democracia" y son sabidos los reparos del cristinismo más puro con los cánones liberales de la Constitución de 1853. "Randazzo expresa una posición de centro nacional, que es lo que ha sido históricamente el peronismo", dijo también el rionegrino Pichetto quien, junto a Juan Manuel Abal Medina y al dirigente del Movimiento Evita, Fernando "Chino" Navarro, son hoy mala palabra para CFK y su entorno. ¿Su pecado?: adherir a vetas más tradicionales del peronismo que no están para nada de acuerdo con la grieta polarizadora que se propugna y que también alienta el Gobierno y, sobre todo, por desobedecer las imposiciones de Cristina. Después de la jugada de la ex presidenta, en la actual maraña de la provincia de Buenos Aires, quedan hoy algunos pocos intendentes aún cercanos al ex ministro del Interior y Transportes que están evaluando qué hacer. Ya se verá con el tiempo qué paraguas van a utilizar hacia el futuro los jefes comunales que hoy se cuelgan de las polleras de la ex presidenta, ya que necesitan mantener copados los Concejos Deliberantes con sus delegados en el territorio, porque deben ‘mantener la gobernabilidad distrital hasta 2019‘, se justifican. Hasta el propio Randazzo todavía tiene una puerta abierta para sumarse a la "unidad" que algunos han descripto como un eufemismo para no hablar de la "uniformidad" que plantea CFK. Comienzan a correr entonces seis días de definiciones con final abierto y hay varios observadores privilegiados que están expectantes de toda esta situación que excede a una simple trifulca partidaria: Cambiemos por un lado, el nuevo Frente de Sergio Massa y Margarita Stolbizer, por otro y también la izquierda que ha hecho un gran esfuerzo y se presenta unida en todo el país. El zafarrancho que ha provocado el cristinismo para polarizar con Macri le queda como anillo al dedo a los socios de 1País, ya que pueden ser los directamente favorecidos en octubre por la jugada de Cristina en el PJ. Massa ya le ganó una vez a sus ex mentores y si bien el GEN todavía conserva muchas simpatías entre los radicales de la provincia de Buenos Aires es más que probable que sea ésta la fuerza que robe los votos de cristinistas no radicalizados y que desde allí suba en las encuestas. Si bien todo indica que en las legislativas poco será lo que cambie en cuanto al número de bancas favorables y que el oficialismo seguirá siendo minoría en las dos cámaras, es evidente que al Gobierno le conviene que el peronismo adopte tres o cuatro colores para mostrarse primero en la grilla de votos obtenidos en todo el país; en todo caso, si gana la provincia de Buenos Aires será un plus sobre todo para la gobernadora María Eugenia Vidal, de cara a 2019. Igualmente, toda la teoría se agota a la hora de verificar las motivaciones que tendrá la gente para votar en octubre. Hay quienes piensan que con una situación más holgada en materia económica habrá mayor disposición para votar por el Gobierno y allí, hay algunas cosas que Macri podrá mostrar, como mejores números en la inflación, aunque quizás no tan buenos en materia de crecimiento, inversiones y generación de empleo. El mazazo de los números de desocupación del primer trimestre fue mayor porque el Gobierno tampoco aprendió aún cómo edulcorar las malas noticias. Hay otros que creen, sobre todo en Cambiemos, que finalmente la gente no votará con el estómago y que lo hará por el futuro y que el ideario cristinista no tiene chances porque plantea una vuelta al pasado. Sin embargo, hay una cuestión extra que puede resultar definitoria en el Conurbano, problema que aún Vidal no sabe cómo controlar: la salida a la calle de una delincuencia que mete miedo y que trastorna a la gente del común más que la economía. Y con esta soga al cuello que sólo el Gobierno puede aflojar también votarán los ciudadanos. .

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