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El mercado internacional de alfalfa ¿una oportunidad para Santiago?

24/06/2017 20:56 Economía
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El mercado internacional de alfalfa ¿una oportunidad para Santiago? El mercado internacional de alfalfa ¿una oportunidad para Santiago?

La alfalfa, junto al algodón, es uno de los cultivos más emblemáticos y culturalmente arraigados en la provincia, desarrollado por productores de menos de una hectárea hasta otros de cientos e incluso miles, con una especial concentración dentro del área de Riego del Río Dulce, donde el principal destino del cultivo en esta zona es alfalfa de corte para comercializar en fardos.

El precio del fardo sufre importantes oscilaciones estacionales debido a la variación de la oferta de forraje, provocando precios más bajos en verano y más altos en invierno. Considerando esta estacionalidad, en el año 1999 se realizó un primer estudio de mercado nacional e internacional con el CFI (Consejo Federal de Inversiones) para explorar las alternativas del mercado externo, como manera de aprovechar las altas ofertas del verano en un mercado alternativo al local que ofreciera mejores precios.

Recientemente con el apoyo de la Ucar (Unidad para el Cambio Rural – Ministerio de Agroindustria), el Ministerio de Producción de la Provincia y el Inta, se realizó un nuevo estudio más profundo y de mayor alcance, puesto que el mercado y los precios crecieron notablemente, destacando que se refiere a heno de alfalfa, ya que los pellets y cubos perdieron mercado en términos relativos y sólo representan el 9% del total mundial. En este artículo, mostramos los hallazgos más relevantes de este estudio.

 

El contexto internacional

El comercio mundial de heno de alfalfa alcanzó en 2016 los 8 millones de toneladas por un valor de 2.400 millones de U$S -principalmente megafardos- con un incremento del 66,8% en volumen y 98% en monto en los últimos 10 años. Este crecimiento estuvo fundamentalmente impulsado por la gran demanda del ganado lechero que precisa de la fibra y los componentes propios de la alfalfa para mejorar la eficiencia en el rendimiento de litros de leche por día que puede aportar una vaca en ordeñe.

Esto, a su vez, tiene origen en una mayor demanda de leche y productos lácteos, especialmente en China y los países árabes, que surgieron como actores fundamentales en la demanda. Japón sigue aún siendo el principal importador mundial con el 24,8% de la demanda de alfalfa, seguido por China con el 21,1% y Corea con el 12,8%, lo cual sitúa a estos tres países asiáticos con el 58,8% de las importaciones mundiales. Con respecto a medio oriente, Emiratos árabes concentra el 16,7% del total mundial, es decir que sin considerar a otros países como Arabia Saudita, que crece notablemente, sólo cuatro países concentran el 75,6% de las importaciones mundiales.

¿Qué ocurre en Argentina?

Argentina tuvo un incremento sostenido de sus exportaciones, con un pico en el año 2013 de 53.000 tn, aunque posteriormente cayó a 31.000 tn en 2016. Aún en el año de mayores exportaciones, nuestro país sólo representó el 0,7% del total mundial. Arabia Saudita, Emiratos árabes y Jordania representaron el 85% de los destinos de las exportaciones nacionales y en 2013 representaron el 98%.

Varios factores influyen en la razón por la cual el país no incrementa aun más sus exportaciones. Por una parte, un tipo de cambio muy retrasado que quita competitividad y, por otra y más relevante, es la falta de aplicación de tecnologías adecuadas para la producción eficiente de forraje de calidad. A diferencia de la producción tradicional de alfalfa de corte, las plantas deshidratadoras industriales permiten recolectar la alfalfa rápidamente del campo, y realizar un secado controlado que independiza el proceso de las limitantes de las condiciones climáticas. Este procesamiento permite aprovechar más cortes, reducir las pérdidas de materia seca y proteína y asegurar la calidad del producto. Por otra parte, este tipo de procesos permite una mayor compactación permitiendo el máximo aprovechamiento del flete y bajar los costos logísticos.

Un hecho notable es la existencia de una primera planta deshidratadora en la provincia de Córdoba, instalada por una empresa láctea de capitales árabes, para producción y auto-exportación para proveerse a sí misma, ante la falta de exportadores que pudiesen garantizar una provisión constante y con una calidad controlada. Esto sin duda es un indicador claro de que si se piensa en la exportación en volumen y a largo plazo, el camino indudablemente deberá pasar por el aspecto industrial y el control de la calidad, tema que es producto de otro estudio realizado luego de poco más de un año de investigación en el Inta.

Argentina representa -y no pasa desapercibido internacionalmente- un área clave donde puede expandirse la oferta de alfalfa por la amplia dispersión y experiencia en el cultivo, la gran superficie disponible y por sobre todo un gran potencial de disponibilidad.

Otros de los factores que juega en contra a la competitividad de nuestro país son los altos costos portuarios, especialmente en Buenos Aires, y la escasez de espacios físicos de estiba y consolidación aledaña a los puertos.

Todo indica que la demanda internacional será sostenida y continuará en aumento, especialmente de la mano de China. En este contexto, el mercado potencialmente más apto en términos generales para Argentina, al menos en el corto y mediano plazo, seguiría siendo Medio Oriente, hacia donde Argentina ya tiene una trayectoria exportadora, aunque escasa.

 

Santiago del Estero

Si bien en la provincia ya se realizaron exportaciones de megafardos, Santiago del Estero tiene un potencial enorme como área productiva con evidentes ventajas comparativas, especialmente por los rendimientos y la cantidad de cortes anuales que se pueden obtener, pero requiere de una estrategia de financiamiento e incentivo a las inversiones para el procesamiento si se pretende lograr escala y que el negocio sea sostenible en el tiempo y rentable, sumado al respaldo y soporte técnico a los productores para adaptarse al cambio.

Este apoyo, sumado a otras líneas de mejora tecnológica como la tipificación, análisis y certificaciones de calidad y trazabilidad, son aspectos que pueden contribuir a la mejora del sector alfalfero en la provincia y son temas sobre los cuales el Inta, Inti y el Ministerio de la Producción se encuentran trabajando activamente para agregar ventajas competitivas.

El mercado externo no sólo puede constituirse en una oportunidad de negocio concreta, sino también actuar como “válvula de descompresión” de la alta oferta local en los meses de verano que permita a su vez que los precios internos se mantengan en valores que garanticen la rentabilidad a los productores.

 

(*) área de Investigación - Inta EEA Santiago del Estero

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