Evangelio según San Mateo 11,25-30. Evangelio según San Mateo 11,25-30.
Señor del cielo y de la
tierra, por haber ocultado estas
cosas a los sabios y a los
prudentes y haberlas revelado
a los pequeños.
Sí, Padre, porque así lo
has querido.
Todo me ha sido dado por
mi Padre, y nadie conoce al
Hijo sino el Padre, así como
nadie conoce al Padre sino el
Hijo y aquel a quien el Hijo se
lo quiera revela”r.
Vengan a mí todos los que
están afligidos y agobiados, y
yo los aliviaré.
Carguen sobre ustedes mi
yugo y aprendan de mí, porque
soy paciente y humilde
de corazón, y así encontrarán
alivio. Porque mi yugo es suave
y mi carga liviana”.
Comentario
Cuando Jesús tomó el
cáliz, dio gracias; aquí podemos
pensar en las palabras
de bendición que están
contenidas en una acción
de gracias al Creador.
También sabemos que Cristo
acostumbraba a dar gracias
cuando, frente a un milagro,
elevaba los ojos al
cielo. él daba gracias al Padre
porque sabía que le escuchaba.
Cristo da gracias
por la fuerza divina que lleva
en sí mismo y a través de
la cual puede presentar a
los ojos de los hombres el
poder infinito del Creador.
él da gracias por la obra de
salvación que ha venido a
realizar, y también a través
de ella, que en sí misma es
glorificación de la divinidad
trinitaria, porque por esa
obra de salvación se renueva
y embellece la imagen y
semejanza divina de la creación
que había sido deformada
por el pecado.
De esta manera podemos
interpretar la ofrenda perpetua
de Cristo -en la Cruz,
en la Eucaristía y en la gloria
eterna del cielo- como
una única acción de gracias
al Creador, como una acción
de gracias por la creación,
la salvación y el acabamiento
final. Cristo se ofrece
a sí mismo en nombre el
mundo creado, cuyo modelo
es él mismo y al cual ha descendido
para transformarlo
desde dentro y para conducirlo
a la perfección. él invita
también a toda la creación
a unírsele en el ofrecimiento
de acción de gracias debido
al Creador.