La poesía y sus enredos La poesía y sus enredos
este año (más precisamente
el día nueve) en
el suplemento Viceversa
de El Li bera l, se
publicó un artículo de
mi autoría acerca de la
poesía de Santiago del
Estero. En la mencionada
nota trataba de
establecer algunas bases
para la investigación
de la poética santiagueña
con cierto método.
Debo aclarar que,
desde el año 2008, investigo
(con las limitaciones
propias de quien
no tiene la suficiente
formación académica),
acerca de ella.
El tema no es sencillo
ni fácil de abordar
debido a que, como
ocurre en diversas
geografías del mundo,
la poesía santiagueña,
tiene una conducta en
alguna medida anárquica
debido a las diferentes
plataformas en
las que se publica (papel,
blogósfera, redes
sociales, fanzines, etc.)
y la creciente cantidad
de voces que van apareciendo
en la literatura
provinciana.
Habida cuenta de
cierta polémica que sobrevuela
los círculos
poéticos santiagueños,
he reflexionado acerca
de lo que escribí en abril.
La polémica no es
algo nuevo. No obstante,
por mis características
y por mi forma de
ver la realidad, siempre
trato de escaparle a disputas
cuasi bizantinas
que, al fin de cuentas,
quedan reducidas al
ámbito intelectual y/o
académico y muy alejadas
del gran público
(es decir, el lector) que
termina siendo el único
excluido.
En los últimos veinte
o veinticinco años, surgieron
numerosos escritores,
grupos literarios
(algunos de ellos
de excelente dinámica),
talleres de lecto-escritura,
recitales poéticos
en bares y en cualquier
otro lugar que resulte
apto para este tipo
de reuniones, se multiplicaron
los concursos,
y hasta se han llegado a
editar fanzines y revistas
de poesía, sin contar
las numerosas antologías,
plaquetas y publicaciones
de todo tipo
que muchas veces conspiran
contra la calidad
de impresión y los atributos
literarios del contenido
pero que son válidas
como forma de difundir
textos poéticos
y conforman una especie
de circuito alternativo
a esa “otra poesía”
que goza de la bendición
de la industria editorial
santiagueña (muy
escasa). Si bien es cierto
la calidad de los escritos
es disímil, nadie puede
negar que han surgido
excelentes poetas cuyas
voces nos permiten
abrigar esperanzas certeras
para el futuro de
nuestra poesía.
Puede ocurrir que
el lenguaje poético que
emplean algunos jóvenes,
a los ojos de lectores
y escritores de generaciones
con un poco
más de años, pueda
parecer por momentos
des concer -
tante, en algunos casos
transgresor, quizás
poco apropiado o
chocante y hasta podría
decirse subversivo
pero si tomamos en
cuenta que el lenguaje
es parte del ser humano
y que evoluciona de
manera constante conjuntamente
a la evolución
del hombre, deberemos
entender que
los códigos lingüísticos
y comunicacionales
de los tiempos actuales
cambian permanentemente.
Por otro lado, es coherente
pensar que las
nuevas formas de vida
de la sociedad contemporánea
determinan la
aparición de una poesía
diferente no solamente
desde el punto de vista
formal sino también
estético y hasta el ideológico
y filosófico.
Lo que probablemente
cuesta reconocer
es que, para que
cualquier estudio del
movimiento poético
de una región sea fiable,
se hace menester
incluir a todos los poetas,
hasta aquellos inéditos
o a los que publican
en redes sociales,
en la Web 2.0 y en
toda forma que pudiera
preciarse de soporte
para hacer conocer los
textos que se escriben.
De otra forma, resultará
un estudio parcial y
absolutamente excluyente.
Otra pregunta que,
a pesar del planteo y
el contexto en el que
se realiza, no resulta
para nada una pregunta
retórica sino una
cuestión de “peso”, es
si podemos comparar
los nuevos poetas con
los más tradicionales
o “clásicos” de nuestra
poética provincial.
¿Es mejor esta poesía
emergente que la “clásica?
¿Es factible realizar
comparaciones?
Estoy absolutamente
convencido de que no.
Son épocas distintas;
momentos históricos y
contextos socioculturales
diferentes. Tengo
la convicción de que, la
comparación no ayuda
en nada ya que ninguna
es mejor o peor que
otra sino que son absolutamente
diferentes.
Para entender mejor
los nuevos lenguajes
poéticos, hay que
tomar en cuenta que
muchos de los nuevos
cultores de la poesía,
nacieron en la década
de los setenta y los
ochenta y tuvieron que
atravesar tiempos turbulentos
en gobiernos
de diferentes signos
políticos, en días veloces
y fragmentarios en
un mundo globalizado.
Naturalmente, tienen
una mirada muchísimo
más pragmática y
un lenguaje menos lírico
que generaciones
anteriores. Si aquellos
que constituyen
ese heterogéneo grupo
que algunos llamamos
“nuevas voces literarias”
se transforman
en una vanguardia o si
su poesía trasciende y
se tornan integrantes
inexcusables de la historia
de la poesía provincial,
es algo que no
depende de nosotros y
probablemente tampoco
dependa de ellos sino
del lector, quien, en
definitiva, hará trascender
o no la poesía
que lo conmueva, que
le cause un estremecimiento
o le arranque
algún suspiro.