Evangelio según San Juan 12,24-26. Evangelio según San Juan 12,24-26.
de trigo que cae en la tierra
no muere, queda solo; pero
si muere, da mucho fruto.
El que tiene apego a su vida la
perderá; y el que no está apegado
a su vida en este mundo,
la conservará para la Vida
eterna.
El que quiera servirme
que me siga, y donde yo esté,
estará también mi servidor.
El que quiera servirme, será
honrado por mi Padre.
Comentario
Cuando San Lorenzo vio
que llevaban al obispo Sixto
al martirio, se puso a llorar.
No fue el sufrimiento de
su obispo lo que le hizo derramar
lágrimas sino el hecho
de que fuera al martirio sin él.
Por eso lo interpeló con estas
palabras: “¿Dónde vas, Pedro,
sin tu hijo? ¿Hacia dónde
te apresurar a ir sin tu diácono?
¡Tú tenías la costumbre
de jamás ofrecer el sacrificio
sin ministro! Da, pues, prueba
de que has escogido a un
buen diácono: aquél a quien
has encomendado el ministerio
de la sangre del Señor,
aquél con quien compartes
los sacramentos ¿rechazarás
comulgar con él el sacrifico
de la sangre?”.
El papa Sixto respondió a
Lorenzo: “No es verdad que
me olvido de ti, hijo mío, ni
te abandono, sino que te dejó
para que sostengas más
grandes combates. Tú eres
joven y te queda mantener un
triunfo mucho más grande y
glorioso contra el tirano. Muy
pronto vendrás, seca tus lágrimas.
Dentro de tres días,
tú me seguirás...”. Tres días
después Lorenzo fue arrestado.
Se le pide que traiga
los bienes y los tesoros de la
Iglesia. Y promete obedecer.
Al día siguiente lleva consigo
a los pobres. Le preguntan
dónde están los tesoros que
debía llevarles. Les enseña
los pobres diciendo: “Aquí tenéis
los tesoros de la Iglesia.
¿Qué mejores tesoros tendría
Cristo sino aquellos de quien
dijo: Lo que hagáis a uno de
estos pequeños, me lo hacéis
a mí?”. Lorenzo mostró estos
tesoros y venció.