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EL LIBERAL . Viceversa

Selva Yolanda Ramos y la subjetividad creadora

19/08/2017 22:51 Viceversa
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Selva Yolanda Ramos y la subjetividad creadora Selva Yolanda Ramos y la subjetividad creadora

A los escritores, fundamentalmente a los poetas, la crítica los suele agrupar en accesibles y herméticos, destacando que los primeros manifiestan una inclinación hacia lo simple, despreocupándose de uno de los valores de la palabra: “el significante”. Su interés radica en cantar su inspiración, sin tener en cuenta los valores formales.

En cuanto a los segundos, se complacen en recrear su individualidad, dando forma a una poesía cerrada, yo diría rodeada de recursos literarios, en donde el tema es nada más que un pretexto.

 

Mi pregunta es: ¿No podemos vencer las alternativas y plegar el sistema de signos a la subjetividad creadora? ¿Integrar las funciones representativas y expresivas de la lengua? Indudablemente que ya hay muchos ensayos sobre el particular, y constituye un problema que preocupa a la semiótica y a la crítica literaria. Pero en realidad lo que no se puede discutir es la permeabilidad del hombre al lenguaje de los sentimientos expresados en el mensaje poético, por lo que podemos afirmar que es muy difícil ahogar el sentido humanista de la tarea literaria. Fíjense ustedes, que cualquier estudioso que intente efectuar un análisis formal, buscando una racional utilización de los elementos expresivos, de pronto se puede sentir arrastrado por una corriente emocional.

 

En efecto, en este “Frías coyuntural”, inicié la lectura del quehacer literario de uno de sus valores poéticos más trascendentes, como lo es Selva Yolanda Ramos. Y lo que conseguí súbitamente es entrar en un mundo de afectos, en donde lo humano y circunstancial, se funden en una proyección optimista de los seres y las cosas.

La lectura de sus poemas nos conduce a centros de soledad y angustia que siempre desembocan en la actitud sublime de la de la fe y de la esperanza.

Si tenemos en cuenta que todos estos temas intimistas están tratados en versos cortos de rima asonante, utilizando un lenguaje diáfano, la calidad del sentimiento se acentúa.

Penetrar en su quehacer literario nos permite descubrir la trascendencia de lo simple, cuando en su poesía “Bartolo” nos dice:

 

“Changuito de mi pueblo

corazón de cachilo…”

un menudo oficio le sirve para profundizar una emoción.

“Yo quiero proclamarte el rey de un nuevo mundo

donde los panes sean ternura y caramelos…”.

Lo mismo ocurre en “Carta a María Soledad, en donde los juegos de una niña la llevan a descubrir la ternura, pintada con brillantez lírica

porque bajas la luna al patio de tu casa

y regalas ternuras y globos y poemas…”

 

La preocupación temporal es constante. La lucha interior de andar un camino sin horizontes o transitar el tiempo finito de la nostalgia o de la búsqueda, lo tenemos presente en su tríptico: “Vida, Muerte, Después”

 

“Ahora es el tiempo de la búsqueda y la espera

se agita el horizonte de la antigua esperanza…”

además en su poema:

“Y en las higuera que se sabe de las tardes celestes

hoy busco la certeza de la antigua memoria

que se fue con el viento…”

 

Pero su desconcierto no termina en la meditación existencial, sino se proyecta más allá de la muerte, en una postura religiosa de encontrar una tercera vida o la eternidad de las cosas. Ahora bien, cuando se deja dominar por el tiempo interior, no puede eliminar reminiscencias y nostalgias, y no se recrea solamente con la recordación, sino las vuelve a vivir a aquellas sensaciones interiores con una fuerza obsesiva, como si quisiera “trasladarse” y “quedarse” en aquel momento de éxtasis.

Para ello emplea una correspondencia formal, como la utilización por ejemplo, de verbos en tiempo presente. En su poesía Brizna dice:

 

 

“Estás aquí y vive

en la savia mineral

que me sustenta

en la antigua memoria…”

“Ven a nuestro lado

camina con nosotros…”

 

En otras ocasiones le resulta muy difícil “permanecer” en la vivencia y es entonces cuando se alimenta de recuerdos como en su poema “La Casa”:

 

“En este reino mío donde creció mi infancia

con sus mitos de siesta, cedrones y torcazas

en esta casa, digo, donde anduve los pasos

aquellos del pesebre de los sueños en alto

yo descubrí el secreto de los panes fragantes

y el canto de los pájaros…”

yo fui feliz, acaso con sueños de madera…”

 

Pero hay una situación especial cuando “toca” su Frías natal. La alegría, la esperanza, el optimismo se multiplican. No hay espacios para la tristeza. El dolor y la angustia son estados inexistentes… Se esfuerza por doblegar formas y lograr un canto que se acerca a la magnificencia de la belleza.. La subjetividad presente en la utilización de la primera persona y en adjetivos de apreciación interior, la acerca a una postura sublime, que en su poesía: “Palabras para mi pueblo en alto”, no la abandona hasta la última estrofa cuando dice:

 

“… Frías, mi ciudad

tu tiempo ha madurado

por eso te bendigo y por eso te amo…”

 

Además la preocupación por el empleo de sustantivos, nos permite advertir una imaginación creativa más espacial que temporal y una tendencia a cambiar lo transitorio en permanencia o la historia en figura:

 

“Es Frías simplemente un cielo enamorado

y un mar de tierra y duendes

de pájaros y hombres

Es Frías, mi ciudad, una esperanza

y un puente de arco iris

y un tiempo intemporal

y un solo canto

y una vendimia de soles liberados

para la eterna magia del regreso

hacia un mañana de pan multiplicado…”

 

En muchas ocasiones no puede vencer la presión individual, fundamentada, quizá, en su formación literaria, de proyectarse de su realidad espacial para abordar una problemática nacional y muchas veces americana.

En su poema “Oración por la Patria”, nos presenta una poesía arraigada en la tierra y en sus circunstancias históricas. Esa aparente objetividad y actitud realista, se encuentra reflejada en la primera estrofa, siguiendo una correspondencia técnica de empleos de sustantivos que condensan cualidades, que confiere una imagen estática y atemporal:

 

“Señor de la patria sin fronteras

custodias las fronteras de mi patria…

Ella nació con tu nombre entre sus labios

con vocación de libertad, paz y trabajo

ella nació para los hombres y los pueblos

con vocación de antorcha, corazón y pájaro…”

 

En la segunda estrofa predominan los adjetivos subjetivos, es decir la intervención del poeta en la realidad que lo circunda. Otra característica es el cambio brusco de tiempos verbales. Comienza con un pretérito indefinido, que es el tiempo narrativo por excelencia y continúa con el presente que hace real la imaginación. Esta alternancia le dan al poema agilidad, vivacidad y movimiento.

 

“Mi patria, Señor, es el oasis

donde abrevan su sed los hombres dignos

mi Patria, Señor, es la esperanza

de los hombres y pueblos oprimidos

mi Patria venció en cien batallas

pero nunca se ensañó con el vencido

en su frente inmaculada los laureles

son el signo vertical de sus prodigios…”

 

Al mencionar su poema “La Casa”, señalaba su profunda religiosidad. En esta poesía se realizan constantes invocaciones a Dios, impulsada por su acendrada fe, pero también por la urgente necesidad de protección y de recurrir a un Salvador.

“Por eso te pido, Señor por esta Patria…”

Esta manifestación contemplativa se transforma en su poema “El Grito”, en un canto desesperado, buscando la comunión inmediata, a través del amor y embargada por un sentimiento de admiración. En cuanto a la utilización de recursos estilísticos, llama la atención la frecuencia del empleo de la Anáfora, con la intención estética de llevar al lenguaje a un estilo abundante y apasionado. En su poema “Ecce Homo”:

 

Dichoso porque mueres

dichoso porque vives

dichoso por tu causa y por tu tierra”

en su poema “Es la hora del Amor”

más allá de la angustia

más allá del destierro

más allá de la noche…”

En “Bartolo”

Bartolo de los sueños

Bartolo del amor

Bartolo del mundo

Bartolo de ocho años

Bartolo de ilusión, Bartolo amigo”

 

En oposición a esta figura, también aborda la epístrofe de efecto más insólito. Un ejemplo lo tenemos en su poesía “Brizna”:

 

Tan tu mismo Padre…

Te debo tanta vida

Padre…

Yo he de volver entonces

Padre…”

Con la adjetivación impresionista propia de una visión netamente subjetiva

“Porque tienes la gracia

De azules alboradas.

Un rio subterráneo azul

Llega a un recurso más sutil como es la Hipérbole

Tu mundo de juguetes…

Tu bicicleta de cristal…

Tu corazón de duendes…”

De la metáfora utilizada con el propósito de lograr un acercamiento simbólico:

“Tu alma de chicharra…”

“La guerra es una ausencia…”

“Y un pájaro de luz

Te incendió de alboradas…”

Pasa a una figura más perfectiva como lo es la sinestesia;

Resonó como un estruendo de

Alboradas…”

 

Selva Yolanda Ramos, hace en sus poesías prescindencia absoluta de formas regulares, dándole una importancia notable al valor rítmico, para lograr armonía y musicalidad de la palabra. En sus poesías encontramos continuas combinaciones de versos de arte mayor, con otros de apenas tres o cuatro sílabas, persiguiendo siempre una coherencia sonora. Además no busca constituir estrofas siguiendo un determinado sistema, pues le interesa más expresar un contenido y no ajustarse a reglas formales tradicionales.

Si tenemos que agrupar su quehacer literario en una determinada orientación, es indudable que su intención fundamental es la de plasmar una urgencia interior, nacida de su inspiración poética. No demuestra interés en la creación hermética, sino en aquella que complete su ciclo creador y que despierte en el lector impactos emocionales.

Ningún análisis literario, por exhaustivo que sea, puede ser considerado completo. Ni nadie puede pretender que su estudio se convierta en verdad absoluta. El fin último de todo trabajo crítico, apunta a esclarecer un texto literario, y a definir su calidad.

Esta tarea sino persigue el camino de la interpretación se transformará nada más que en un juego subjetivo de afirmación de una orientación técnica.

Es por ello que, con este trabajo intento ennoblecer un quehacer literario, que ya merece la consideración nacional, y a la vez de afirmar su situación de trascendencia en “este Frías vertical de la esperanza”.

 

 

 

 

 

BIO Juan Eloy Ortiz

 

Juan Eloy Ortiz nació y se formó en la ciudad de San Fernando del Valle de Catamarca. En mayor de 1969 se recibió de Profesor en castellano, literatura y latín en el Instituto del Profesorado de esa ciudad, dependiente de la Universidad Nacional de Catamarca.

Se desempeñó como profesor de castellano y literatura en el Colegio “Fidel M. Castro” y en el Aula de Complemento Educativo de esa ciudad como Profesor de Latín.

En el año 1972 llega a Frías, y hasta el 1976 cumple tareas docentes en los distintos establecimientos secundarios del medio. Además tiene participación activa en variadas actividades culturales, como revistas y talleres literarios y como director de teatro forma distintos elencos que representaron obras del teatro clásico español y americano.

Dictó cursos de gramática normativa y gramática estructural a docentes de la zona.

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